sábado, 2 de abril de 2016

Central nuclear de Embalse: presentaron un estudio ambiental

Por Gabriela Origlia - LA NACION
Están haciendo trabajos de prolongación de vida útil por 1600 millones de dólares; por dos años estará fuera de servicio dos años; expertos dicen que conviene ejecutar las tareas
Las nuevas autoridades Nucleoeléctrica (NA-SA) de la central nuclear de Embalse presentaron un estudio ambiental
Las nuevas autoridades Nucleoeléctrica (NA-SA) de la central nuclear de Embalse presentaron un estudio ambiental

CÓRDOBA.- Después de la polémica abierta esta semana, cuando el Foro Ambiental denunció que los trabajos de repotenciación y prolongación de la vida útil de la central nuclear de Embalse no tenía estudio ambiental, las nuevas autoridades Nucleoeléctrica (NA-SA) entregaron el realizado por el Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica.

El presidente de NA-SA, Rubén Omar Semmoloni, hizo la presentación del proyecto en el marco de la emergencia energética nacional. La central nuclear de Embalse, que producía 668 MW de potencia bruta y estará parada por dos años por los trabajos de repotenciación y prolongación de su vida útil. Se destinarán 1600 millones de dólares, en un plan que fue aprobado durante el kirchnerismo.

¿Vale la pena el procedimiento? Expertos consultados por LA NACION coinciden en que es una buena decisión y que conviene porque la instalación es una pieza fundamental del sistema energético.

Terminado el proyecto, generará 700 MW brutos y podrá funcionar por otros 30 años. Desde NA-SA, bajo cuya órbita está Embalse, afirmaron que la decisión se tomó en función de continuar con la instrumentación del Plan Nuclear Argentino y destacaron que, por los altos valores de desempeño, estuvo en una docena de veces entre las diez primeras centrales nucleares en el mundo.

"Con el reacondicionamiento la inversión se recupera a través de la energía que se seguirá generando en el futuro -agregan desde Nucleoeléctrica-. Por el contrario, el desmantelamiento de una instalación de este tipo tiene un costo alto sin beneficios".

Los trabajos, sostienen, implica el desarrollo y calificación de proveedores nacionales, y la participación de los diseñadores de la isla nuclear y convencional. Todos los componentes a cambiar se fabrican en el país y fueron certificados y licenciados por las canadienses de Atomic Energy of Canada Limited (AECL) y Candu Energy (una subsidiaria de la empresa de ingeniería SNC-Lavalin). En ese marco, las argentinas Conuar, Impsa y FAE, consiguieron calificaciones internacionales como proveedoras.

El trabajo incluye el retubado del reactor, el reemplazo de los generadores de vapor, la repotenciación, y actualización de la instalación. Las obras se complementarán con la construcción de los silos de hormigón a los que se destinará todo el material radioactivo de riesgo que se retire del reactor.

Según datos oficiales, Embalse costó, en 1980, 1.350 millones de dólares. Hoy construir una nueva ronda los 6000 millones de dólares. Raúl Olocco, ex secretario de Energía de la Nación, afirma a este diario que "categóricamente vale la pena" el plan en marcha. "Primero porque intentar ejecutar otra sería imposible por la oposición de los ecologistas; segundo porque ya están comprobados que sus sistemas de seguridad son buenos y también porque es más barato generar energía nuclear que térmica aunque los costos de ingreso sean más altos", apunta.

Embalse entró en operaciones en enero 1984; con el cambio de componentes sustantivos (como los cuatro generadores de vapor y los tubos de presión) se extiende su tiempo de prestación y, además, incorporará seis por ciento de potencia.

Aporte al sistema

Agustín Arbor González, secretario de la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica, indica a LA NACION que "no hay dudas" de la conveniencia de los trabajos encarados: "No sólo por los costos sino porque está instalada donde ya existe experiencia suficiente para la actividad y es compatible con el medio ambiente. Argentina es reconocida en el G20 por su experiencia en el tema".

En la matriz argentina, la energía nuclear representa cerca del siete por ciento de la potencia instalada total, es el aporte de Atucha I y II y Embalse. El aporte real a la red es superior a ese porcentaje, alrededor del diez por ciento de la generación. Las usinas térmicas alcanzan el 60 por ciento.

En Nucleoeléctrica señalan que, mientras Embalse esté fuera de servicio, Atucha I (357 MW) y II (750 MW) seguirán operando: "El Sistema Interconectado Argentino cuenta con una planificación que permitirá satisfacer la demanda en este período", completan. NA-SA tiene a su carga la construcción de una cuarta central.

Olocco y Arbor González coinciden en que el país debe incentivar el desarrollo de energías renovables. El ex secretario subraya que la nuclear está "cuestionada, pero nadie la reemplaza. Las tres que tiene el país son suficientes; avanzar con las chinas es una vergüenza". Hoy el presidente Mauricio Macri en Washington ofrecerá a los chinos que, en vez de las represas de Santa Cruz, construyan tres centrales nucleares.

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