jueves, 7 de abril de 2016

El rol del Estado es clave en la prevención

Por Carissa F. Etienne - LA NACION
Piense en 10 personas cercanas a usted. Lo más probable es que al menos una sufra de diabetes, aunque podría no saberlo. Se estima que un 10% de la población de América -más de 62 millones de personas- tiene diabetes, y más de medio millón mueren por su causa cada año. Eso hace a la diabetes la cuarta causa de muerte en el continente después del infarto, el accidente cerebrovascular y las demencias.
Sin embargo, las muertes son sólo una parte del impacto. Muchas personas con diabetes desarrollan complicaciones graves, como ceguera, daños en los nervios y problemas de circulación que pueden conducir a amputaciones, insuficiencia renal que requiere diálisis e insuficiencia cardíaca. Los que están en mayor riesgo son entre el 30 y el 40% de los que no saben que viven con diabetes y aquellos que no tienen acceso a una buena atención médica.

La enfermedad está en aumento en el continente y en todo el mundo. Al igual que con otras enfermedades no transmisibles, como las cardíacas, el cáncer y los ACV, las causas subyacentes de la diabetes tipo 2 -la forma más común-, son cambios en los estilos de vida relacionados con la globalización y el desarrollo. Si continúan las tendencias actuales, se espera que la enfermedad afecte a más de 100 millones de personas en nuestro hemisferio en 2040.

Las investigaciones muestran que las personas con sobrepeso o que son obesos están en mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los principales culpables de esta situación son las dietas no saludables y la inactividad física. Es importante limitar el comportamiento sedentario y aprovechar tantas oportunidades como sea posible para estar activo.

Sin embargo, la prevención de la diabetes y otras enfermedades relacionadas con el estilo de vida no es sólo una responsabilidad individual. Los gobiernos también tienen un papel clave que desempeñar a través de leyes y reglamentos que ayuden a "hacer más fácil la elección saludable". Ésta es una lección que hemos aprendido de la batalla contra el tabaco.

Un número de países de nuestro hemisferio están tomando medidas regulatorias fuertes para promover una alimentación saludable. México, Barbados y Dominica, por ejemplo, aumentaron los impuestos sobre las bebidas azucaradas para reducir su consumo. Brasil, Chile y México restringieron la publicidad de comida chatarra dirigida a los chicos. Chile y Ecuador piden que se coloquen etiquetas de nutrición en el frente del paquete de los alimentos procesados para alertar a los consumidores sobre el alto contenido de azúcar, grasa o sal. En el otro lado de la ecuación, otras ciudades de América latina patrocinan el uso de ciclovías.

Los gobiernos tienen otras responsabilidades críticas en la lucha contra la epidemia de la diabetes. Es especialmente importante que los sistemas de salud pública sean capaces de diagnosticarla precozmente y garantizar que las personas reciban una buena atención.
La autora es la directora de la Organización Panamericana de la Salud

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