martes, 3 de mayo de 2016

Quintana acorrala a Isela habilitando a líneas low cost

LPO - Le recorta subsidios y a la vez le complica los mercados de cabotaje y regional, los únicos segmentos rentables.


Las contradicciones en el Gobierno respecto a Aerolíneas Argentinas se agudizan. Mientras Isela Costantini evita un recorte en las rutas internacionales que arrojan enormes déficits, el vicejefe de gabinete, Mario Quintana, habilita líneas low cost en los mercados de cabotaje y regional, los únicos segmentos rentables de la compañía.

En los últimos días, trascendió que la Casa Rosada redujo otro 38 por ciento los subsidios a Aerolíneas. Isela había logrado que el Gobierno se comprometiera a enviarle 420 millones de dólares este año, una cifra bastante menor a la que pretendía la presidenta de la compañía, pero mayor a la que ofrecía el ex CEO de Gustavo Lopetegui, que hasta marzo estaba encargado de “supervisar” la gestión de Costantini. Pero ahora Quintana le aplicó otro recorte, y la cifra para este año bajó a 260 millones de dólares. Más de la mitad ya le fue girado.

En ese contexto, la CEO de Aerolíneas envió ayer una carta a sus empleados en tono casi dramático. “El Gobierno nos comunicó que nuevamente nos reducen de forma significativa el nivel de subsidios”, comunica Isela. “Nos coloca en una situación aún más compleja desde la gestión financiera”, agrega la ejecutiva, que reconoce que “necesitamos movernos con más rapidez”.

Lo que sorprende es que sí -como dice Isela en la carta- el objetivo del Gobierno es que “seamos una empresa que no dependa de los subsidios”, al mismo tiempo desde la Rosada generen las condiciones para que empresas extranjeras de bajo costo entren a competir en los vuelos de cabotaje y regionales, donde Aerolíneas consigue resultados positivos.

En las últimas semanas, el Gobierno autorizó (en un ensayo de política de cielos abiertos) nuevas rutas regionales para que opere Lan, y también le abrió las puertas a otras empresas extranjeras como la chilena de bajo costo Sky Airline, que ya lanzó su ruta Córdoba-Santiago de Chile (a partir del día 11 de julio) y próximamente agregaría vuelos entre Mendoza y la capital chilena.

Al mismo tiempo, el ministro de Transportes, Guillermo Dietrich, se reunió la semana pasada con Joe Mohan, director de la aerolínea canadiense Allegiant, una filial del grupo irlandés Irelandia Aviation, dueño de la aerolínea de bajo costo Ryanair, que pretendería ingresar en el país. También está en proceso de desembarco la colombiana Avianca, que ya compró MacAir, la compañía de aviones de la familia Macri.

Con estas decisiones, el Gobierno de Macri busca diferenciarse de la política del kirchnerismo de cerrarle todas las vías de expansión posibles a las competidoras de Aerolíneas (incluso con medidas ridículas como negarle las mangas a los pasajeros de Lan), pero la única perjudicada es la propia Aerolíneas.    

El vuelo Córdoba-Santiago es un ejemplo de cómo podría verse perjudicada Aerolíneas. La chilena Sky Airline se lanzó al mercado con una oferta de 165 dólares, algo menos de 2.500 pesos a la cotización actual. En tanto, la compañía argentina ofrece esa ruta con escala en Buenos Aires al doble del precio, y con varias horas más de viaje. El impacto es evidente.

Un frente de tormenta

El panorama para la gestión de Isela es complicado. La ejecutiva se negó en todo momento a un ajuste fuerte y apostó a una política agresiva de venta de pasajes y a incrementar vuelos y frecuencias en destinos rentables, y también en otros que no lo son como Roma, Barcelona o Miami.

Tampoco eligió concentrarse en los vuelos de cabotaje y regionales, los únicos segmentos rentables para la compañía. El año pasado, el mercado local le dio a Aerolíneas un saldo operativo de 266 millones de dólares (descontados impuestos y otros gastos, el saldo fue de 19 millones). Las rutas regionales dieron pérdidas por 22 millones de dólares, según datos de Clarín.

Pero las pérdidas fueron mucho más pronunciadas en los vuelos a Europa y Estados Unidos. En el primer caso, el déficit fue de 70 millones de dólares, y en el segundo de 119 millones de dólares. Es decir, que el camino más seguro para Costantini era la apuesta a los vuelos de cabotaje y regionales, aunque eso significaba para su gestión una guerra con los gremios que no quieren que se cierren esas rutas.

Ahora, desde la Rosada no sólo la obligan a hacer el ajuste sino que también le complican la alternativa más viable que tenía para incrementar ganancias. Lo que no se termina es por qué el Gobierno no actúa en línea con la estrategia de expansión de Aerolíneas, si es que el objetivo es sanearla y reducir a cero los subsidios.

Una contradicción que se repite entre las distintas áreas del Gobierno, como se vio el fin de semana con el aumento de las naftas y las idas y vueltas entre Hacienda y Energía, un tironeo que dejó expuestos los problemas de conducción.

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