martes, 5 de julio de 2016

La escuela de negocios de Santa Cruz

Por Ricardo Roa - Del editor al lector (Diario Clarin)
Ya ni Cristina sostiene su cuento de abogada exitosa. Pasó a identificarse con bastante menos precisión como comerciante. Dice que “alquila inmuebles” después de haberle dicho al juez Bonadío: “vivo de mi pensión de ex presidente y la de mi ex marido”.

Recibe por esas dos rentas públicas privilegiadas más de $210.000 en el bolsillo. Un vuelto. Como locataria ha sido y es claramente más exitosa que como abogada. Tema de estudio para Harvard.

Compró a precio de remate terrenos fiscales, gentileza de intendente al matrimonio presidencial. Y logró alquilar al gran terrateniente y alquilador serial Lázaro Báez habitaciones que nunca se ocuparon en los hoteles que construyó sobre esas tierras.

Ahora se la investiga más que por esos alquileres por ser parte de una maniobra de lavado. Son las causas Hotesur y Los Sauces, que compiten en novedades con la de las trasnochadas delictuales de José López y los sobreprecios en la obra pública y con Pérez Corradi y los aportes del narcotráfico a la campaña electoral.

No menos importante y oscura es la ruta del dinero que manejó Daniel Muñoz, el ex secretario privado de Kirchner y de quien Miriam Quiroga, la amante del ex presidente, dice dos cosas: que “era la sombra” de Néstor y que lo vió llevando o llevándole “bolsos llenos de dinero”.

Muñoz era el de mayor confianza y el único del entorno que tenía las llaves de la caja fuerte de Kirchner. Fue también el primero al que Cristina llamó luego de la muerte de Kirchner. “Vení y contame todo”, le ordenó. Se entiende: todo era lo que ella no sabía. Dicen que le dio el cuaderno de Néstor con la contabilidad negra.

Muñoz comenzó como un che pibe del estudio jurídico de los Kirchner y trabajó con el matrimonio presidencial desde el 2003 al 2009. En 2003 declaró un Volkswagen Gol como todo patrimonio. Murió hace un mes y medio: sólo en Miami tenía propiedades por más de US$40 millones y se sospecha que era el administrador de las cuentas bancarias de Báez en Nevada, que el fondo buitre NML descubrió.

Bastante de eso conocía Kicilloff. También otro de La Cámpora: el subprocurador del Tesoro. Los dos fueron informados por los abogados que defendían a la Argentina. La documentación fue destruída. La Justicia trata hoy de reconstruirla.

El nombre de Muñoz aparece también en los Panamá Papers detrás de la sociedad Gold Black Limited. Mediante testaferros creó 13 compañías en Miami y en el paraiso fiscal de Delaware. Muñoz actuaba con su esposa Carolina Pochetti, sobrina política del ex gobernador Peralta. Por donde se mire Santa Cruz ha sido una impresionante escuela de negocios.

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