viernes, 9 de septiembre de 2016

Un anónimo, dos planos y el fin de las excusas para investigar la droga

TCA, el deposito donde hallaron los barriles con efedrina, en el aeropuerto de Ezeiza. Foto: Emmanuel Fernandez.Por Nicolas Pizzi - Clarin.com
Al suspendido jefe de la Aduana le habían mandando la indicación exacta de los barrilles hallados. La jueza Servini corrió a buscarlos. 

TCA, el deposito donde hallaron los barriles con efedrina, en el aeropuerto de Ezeiza. Foto: Emmanuel Fernandez.

El festival de la efedrina se cortó en septiembre de 2008, apenas un mes después del Triple Crimen de General Rodriguez. Demasiado tarde. Ya se habían desviado más de 40 mil kilos hacia el narcotráfico. También se abasteció el mercado de medicamentos truchos. Ingresaba desde China e India y terminaba en México, donde estaba prohibida. Fue un negocio redondo para todos los eslabones de la cadena, que no podía funcionar sin la complicidad del Gobierno kirchnerista, la Aduana y la ex SIDE.

Hasta ahora solo están procesados los tres máximos responsables de la Sedronar, el organismo que autorizaba las importaciones. El sistema de corrupción permitió que un monotributista realice importaciones por miles de dólares o que se autorice hasta a un kiosquero. La jueza María Servini también procesó a dos de los hermanos Zacarias, ligados a la familia Kirchner. Uno de ellos, Miguel Angel, era el secretario privado del titular de la Sedronar, José Granero. Tiene decenas de llamados con empresarios condenados por el tráfico de efedrina. No hay manera de justificarlo. 

El negocio se frenó por el Triple Crimen. Pasaron ocho años. Recién ahora los personajes de esa trama oscura se animan a hablar. Primero fue Ibar Perez Corradi, presunto autor ideológico de los crímenes y confeso importador ilegal de la efedrina. Y luego se sumó Mario Segovia, el denominado “Rey de la efedrina”. 

El hallazgo de diez barriles en el aeropuerto de Ezeiza reavivó las internas dentro del Gobierno. Estaban ahí desde 2011, a la vista de todos. Transcurrieron cinco años de la gestión anterior y ocho meses del gobierno de Mauricio Macri. Nadie explica los motivos, solo buscan capitalizar el “éxito”.

Aunque parezca una ironía, los datos surgieron a partir de una denuncia anónima que aportó ayer a la mañana Juan José Gómez Centurión, desplazado de la Aduana justamente con otro anónimo y un puñado de audios editados. Aquella información había llegado al Ministerio de Seguridad, que lo entregó a la Justicia, previa consulta con el Presidenta. 

Ayer, apenas trascendió la noticia, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich salió a decir que la información para el allanamiento fue aportada hace dos meses por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), una fuerza que depende su área.

El expediente judicial cuenta otra historia.

La denuncia anónima enviada a Gomez Centurión venía acompañada de dos planos, donde estaba marcado el camino exacto para llegar hasta los barriles con efedrina. El manuscrito fue dejado en la oficina del ex titular de la Aduana la semana previa a su desplazamiento, pudo saber Clarín. En los últimos días, el militar retirado terminó de revisar toda la documentación que mudó a su casa y se encontró con esos datos. Estaban en un sobre cerrado. Ayer los aportó al juzgado de Servini, que investiga todas las causas sobre la efedrina. “Hay que seguir estimulando las denuncias de los ciudadanos, hay que generar confianza”, le dijo a Clarín Gómez Centurión luego del hallazgo en Ezeiza. 

La Justicia ahora tiene la efedrina y la documentación necesaria para investigar la ruta. Ya no quedan excusas. 

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