miércoles, 12 de abril de 2017

El 11 DE ABRIL de 1968 la Fuerza Aérea realizaba el primer vuelo nocturno en la Antártida

Fuerza Aérea realiza el primer vuelo nocturno en la Antártida(El Diario del Fin del Mundo) - Efemerides

Este día, se realiza el primer vuelo nocturno en el Sector Antártico Argentino por parte de una aeronave de la Fuerza Aérea, asignada a la base Matienzo, que vuela hacia la base Esperanza. La distancia de 232 kilómetros fue cubierta con un monomotor Beaver DHC-2, comandado por el teniente Oscar Pose Ortiz de Rozas y el mecánico suboficial principal Jorge Garavano.


Garavano recordó que ese año “el relevo de la dotación y una determinada cantidad de carga general, se efectuaba mediante la utilización de un buque polar noruego”. Ni “este barco ni el rompehielos General San Martín habían logrado llegar hasta la barrera Larsen, debido al espesor de la capa de hielo que cubría el mar de Weddell. Por esta razón la dotación de relevo y la carga general para Matienzo, se había desembarcado en Esperanza. Fue así que se inició el relevo de personal y el reaprovisionamiento de Matienzo por vía aérea, utilizando dos aviones” (www.marambio.aq).
Una aeronave quedó fuera de servicio y se debió continuar con el otro avión. Cada vuelo contemplaba una carga de 350/400 kilos de las 500 toneladas de carga total. Ese día, “iniciamos desde primera hora el puente aéreo (…) nos fuimos demorando (...) Mientras estábamos cargando el avión, para realizar el último vuelo del día (…) empezamos a considerar el hecho de que estaríamos arribando con las últimas luces del día, pero el afán de concretar el traslado de carga nos impulsaba a hacerlo, ya que el invierno estaba cerca y las horas de luz natural se reducían”.

Al despegar, “de inmediato notamos que teníamos fuerte viento de frente, lo que prolongaría más de lo previsto el tiempo de vuelo, que normalmente insumía dos horas (…) Avisamos a Matienzo y entonces el personal preparó unas rudimentarias balizas, con tachos de aceite, trapos y gas oíl. Cuando ya llevábamos casi 2:40 horas de vuelo y aún faltaban 20 minutos para llegar, ya era noche cerrada, casi no se distinguía ningún obstáculo. De pronto a lo lejos y en medio de la noche vimos brillar unas luces que parpadeaban (…) Al llegar efectuamos un sobrevuelo del lugar para tener idea de cómo estaba todo”. 

Con emoción, Garavano recordó que “al bajar del avión, nos abrazamos y de inmediato nos rodearon los muchachos quienes, en medio de gritos de alegría, lograron disimular la angustia que nos embargaba” (op. cit).
Autor : Bernardo Veksler

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