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jueves, 21 de diciembre de 2017

Areas marítimas protegidas: liderazgo regional

Resultado de imagen para Areas marítimas protegidas + antartidaPor Rodolfo Werner - Clarín.com
En el contexto actual de política internacional relacionada al Tratado Antártico, Argentina se ha ubicado recientemente en un rol de liderazgo, a través del trabajo de la Cancillería y el Instituto Antártico Argentino.


La Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), establecida en 1982 como parte del Sistema del Tratado Antártico, tiene la responsabilidad, entre otras, de gestionar las actividades pesqueras y establecer áreas marinas protegidas (AMPs) en las aguas alrededor de la Antártida.

A fines de octubre de cada año, y en la sede de la Convención ubicada en Hobart, Australia, se realiza la reunión anual. Allí se toman las decisiones políticas que regulan las actividades en el área, habiendo tomado el tema de las AMPs una creciente importancia en recientes años. En línea con el Tratado Antártico, las decisiones de la CCRVMA se toman por consenso de sus miembros.

Hasta 2016, la única AMP establecida - en 2009 - había sido el AMP de las Orcadas del Sur. Desde 2012, se han presentado dos propuestas para establecer AMPs en el Mar de Ross (presentada por EEUU y Nueva Zelanda) y en la Antártida Oriental (presentada por Australia, Francia y la Unión Europea- UE).

Como un hito en este proceso, en la reunión de octubre 2016 se acordó establecer el AMP más grande del mundo en el Mar de Ross. Esta reserva marina de 2,06 millones de kilómetros cuadrados, un área mayor que México, entró en vigor este 1° de diciembre último.

Por otro lado, el AMP propuesta inicialmente para la Antártida Oriental incluía 7 áreas en total. Modificaciones realizadas para acomodar intereses pesqueros resultó en una reducción de la propuesta a tres áreas. En la ultima reunión de la CCRVMA se presentó una nueva versión a la que se opusieron China y Rusia.

De igual manera, en 2016, la UE y Alemania propusieron un AMP en el Mar de Weddell de 1,8 millones de km2. Esta propuesta es motivo aún de discusiones técnicas.

En 2011, Argentina y Chile acordaron trabajar de manera conjunta en una propuesta de AMP al oeste de la Península Antártica. Es así que se convocaron reuniones internacionales para recopilar y debatir la información técnica necesaria. Esta región de Antártida es una de las áreas más productivas del Océano Austral. Sin embargo, el calentamiento global lleva a una reducción del hielo marino con impactos inciertos sobre la fauna local. Un AMP eficaz debería cerrar algunas zonas a la pesca para salvaguardar los principales lugares de alimentación de pingüinos, focas y ballenas.

En los últimos dos años, Argentina ha tomado un mayor liderazgo en avanzar con la propuesta y cumplir con el compromiso adquirido frente a la comunidad internacional. Con un trabajo sistemático, profesional, transparente y de alto contenido técnico, Argentina logró presentar junto a Chile la propuesta para AMP en la Península Antártica Occidental este octubre. La misma fue bien recibida y se reconoció el espíritu de colaboración y el gran trabajo científico realizado. Esto representa un paso fundamental en las negociaciones de esta AMP.

Argentina de esta manera, a través de la Cancillería y del Instituto Antártico Argentino, ha ganado un nuevo posicionamiento en las negociaciones de política Antártica relacionada con el establecimiento de AMPs en esta icónica zona del continente blanco.

Rodolfo Werner es asesor de la Pew Charitable Trusts y de la Antartic and Southern Ocean Coalition.

martes, 19 de diciembre de 2017

Vuelve la polémica sobre el papel de las Fuerzas Armadas

Resultado de imagen para papel de las Fuerzas ArmadasPor Fabián Calle - Infobae.com
Resulta llamativo que casi ningún país de la región y del mundo, con gobiernos de izquierda o derecha, se haya dado cuenta de la viabilidad de no tener Fuerzas Armadas. ¡La Argentina siempre a la vanguardia!

El pasado 7 de diciembre el multipremiado escritor Martín Caparrós publicaba en la versión de habla hispana del The New York Times una polémica y aguda nota titulada "Cuarenta y cinco muertes argentinas y el futuro de las fuerzas armadas". A lo largo de su dilatada carrera, el autor no se ha especializado en temas ligados a la defensa nacional y cuestiones de estrategia, si bien no dejan de estar presentes en parte de la monumental obra La Voluntad, en donde, junto con Eduardo Anguita, abordaron la violencia política en los setenta.

Leyendo sus páginas y habiendo transitado la pasada década argentina, uno no puede dejar de recordar a Karl Marx cuando advertía que la historia suele darse primero como tragedia y luego farsa. Caparrós y Anguita ponen en blanco y negro la fase de tragedia. No obstante, allá por fines del 2009 Caparrós le dedicó un par de artículos a la temática de la utilidad y el papel de las Fuerzas Armadas argentinas, con una línea argumental que la reciente nota en el Times solo continúa y refuerza.

De más está decir que la tragedia del submarino San Juan y sus 44 tripulantes actuó seguramente como disparador para volver a la carga con el tema, que se combina con la muerte de un ciudadano argentino de origen mapuche durante una operación de las fuerzas de seguridad siguiendo una orden judicial para poner fin a una ocupación ilegal, en la que aun los partidarios mediáticos y políticos de los infractores admiten que se procedió a lanzar piedras y boleadoras a los prefectos. La Justicia deberá determinar si también hubo intercambio de disparos de armas de fuego, con la dificultad adicional del paso de numerosos días entre el hecho mencionado y cuando se logró que los poderes constituidos de nuestro país pudieron ingresar a la zona para inspeccionarla.

En este punto y poniendo al joven argentino muerto en esa situación en nuestra Patagonia como el muerto 45, Caparrós desarrolla una línea argumental irónica, fina y contundente que seguramente irritó a la izquierda champagne o a los denominados "nacionales y populares", que paradójicamente tienden a ver con buenos ojos el debilitamiento del Estado frente a grupos y fracciones. Nacionalistas raros. Y ni que decir de la amnesia histórica que representa olvidar que el general Juan Domingo Perón puso el nombre de su camarada de armas, el general Julio Argentino Roca, a la línea de trenes que recorre el sur argentino. Sin olvidar la contundencia de las políticas de otro icono de lo nacional y popular como fue Hipólito Yrigoyen durante la agitación en la Patagonia.

Volviendo a los artículos de Caparrós, allá por el 2009 escribí una respuesta que en gran medida sigue plenamente vigente. En la casi década transcurrida, la situación presupuestaria y organizacional de nuestro instrumento defensivo solo tendió a deteriorarse más y más. Todo ello en un contexto de indiferencia de las élites políticas y sociales. Por ello, recordemos qué decíamos en noviembre de 2009 en una nota titulada "El rol de las FF. AA. y la provocación fallida".

"En el mes de octubre pasado, el periodista y escritor Martín Caparrós publicó dos artículos en el diario Crítica donde se interrogaba acerca de la razón de ser o la utilidad real de las Fuerzas Armadas argentinas.

Luego de hacer un recorrido sobre el papel histórico que según él mismo han tenido los militares como mastines de los sectores acomodados y poderosos de nuestro país, la derrota de Malvinas, la ausencia de hipótesis de conflictos regionales, sus falencias materiales que los hace impotentes frente a ataques de vecinos y potencias extrarregionales, etcétera, llega a la conclusión de que lo mejor sería terminar con estas instituciones y utilizar su presupuesto en otras áreas como la salud, la educación, etcétera. También considera un contrasentido que nuestros conciudadanos que tienen como profesión y vocación lo militar puedan defender los recursos naturales y estratégicos de la Argentina. Tanto por su falta de equipamiento como por pertenecer a instituciones no ligadas a los grandes intereses populares sino al capital concentrado y transnacional.

Asimismo, reconoce que el mayor proceso de desguace de las Fuerzas Armadas se dio durante el gobierno neoliberal y pro Estados Unidos de Carlos Menem. Paradoja que es rápidamente compensada mediante la idea que si bien las élites capitalistas argentinas y foráneas han abandonado y descuidado a sus viejos aliados militares, sería mejor que estos últimos ya no existiesen por las dudas de que el verdadero poder en la Argentina en algún momento los convoque para reprimir al pueblo y las demandas legítimas de la ciudadanía.

La lectura de ambos artículos me llevó a pensar en un primer momento que se iniciaba un debate en donde desde los más diversos sectores políticos e ideológicos se desencadenaría una catarata de argumentaciones y datos descalificándolos o ponderándolos. Ergo, estaban terminando dos décadas de absoluto descuido de la cuestión de la defensa como política de Estado y luego de tanto tiempo podríamos comenzar a pensar estos temas sin la omnipresencia de los horrores que vivió la Argentina décadas atrás. Sumaba a ello la paradoja de que el disparador de un debate de esta naturaleza no haya sido activado por gente centrista o de derecha, sino una persona que es usualmente identificada con la izquierda del espectro político y no ligado históricamente al análisis y la reflexión sobre este tipo de temas.

Con el correr de los días, me di cuenta de que nada de esto sería así. Ningún funcionario, salvo una salida radiofónica de un secretario de Estado, puso el tema en perspectiva, refutando clara y contundentemente los argumentos del autor de esta propuesta. Los medios de prensa y formadores de opinión que usualmente son encasillados, con o sin razón, como ligados al establishment político y económico tampoco le dieron mayor trascendencia al tema. Ni que decir marchas, cacerolazos, apagones y cortes de calles que son desde hace una década un instrumento tan caro a los sentimientos argentinos frente a temas como aumentos tarifarios, corralitos bancarios, disputas por retenciones agropecuarias, internas sindicales o piqueteras, despidos en fábricas, etcétera. Desde ya que esto no lo esperé ni en el primer momento, pero uno ya tiene el reflejo de que cualquier malestar individual o sectorial se transforma rápidamente en un espectáculo y un drama televisivo para llegar a influir sobre, como diría Giovanni Sartori, "homo videns" y de paso tomar a los otros un rato corto o largo como rehenes.

Por todo ello, a la aislada voz de Martín Caparrós, con una línea argumental que respeto pero que no comparto, sumo otras reflexiones de otra voz aislada. En este caso, la mía y con un sentido contrapuesto.

-Cabría agradecerle al autor por poner el tema de la defensa nacional en el tapete. Paradójicamente, la ayuda para pensar y debatir sobre estos temas claves para cualquier país viene del sector menos esperado, lo que debería en cierta medida avergonzar a los que estamos o nos sentimos con un pensamiento ligado a visiones más convencionales del mundo. O sea, personas como Lula da Silva, que ha lanzado el más importante programa de reequipamiento militar del último medio siglo en Brasil; Michelle Bachelet, que ha continuado con la potenciación de las capacidades bélicas de Chile, luego de haber estudiado temas estratégico-militares en Chile y en los Estados Unidos, haber perdido a su padre en manos de la represión y haber padecido ella misma sus efectos; Tabaré Vázquez, que decidió adquirir cuatro mil fusiles de asalto austríacos de última generación y material bélico ruso y estadounidense. En otros continentes, el propio Nelson Mandela impulsó como presidente una potenciación de las Fuerzas Armadas sudafricanas y de su industria de defensa. Ni que decir de los bolivarianos Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que han incrementado los gastos en defensa y buscan potencia militar en puestos claves del gobierno y de las empresas estatales.

–Resulta llamativo que casi ningún país de la región y del mundo, con gobiernos de izquierda o derecha, se haya dado cuenta de la viabilidad de no tener Fuerzas Armadas. ¡La Argentina siempre a la vanguardia!

-Son el mismo Ejército y la Marina los que dieron a figuras como Enrique Mosconi, Manuel Savio y Perón. Ideas y proyectos que no parecieron seguir los dictados de poderes foráneos.

-Una revisión de los libros y los estudios británicos sobre la guerra de Malvinas no refleja un paseo ni mucho menos. Más de 250 muertos, seis buques hundidos, media decena averiados de consideración. Recientemente, la prensa británica afirmaba que en menos de dos meses de operaciones en Malvinas hubo más muertos y heridos británicos que en casi una década de enfrentamientos en Irak. El plan de recuperación, elaborado en 1977, preveía la ocupación y el retiro de casi todas las fuerzas para dejar solamente un pequeño contingente. En otras palabras, generar un hecho político diplomático que forzara las negociaciones y metiera a los Estados Unidos como articulador de un acuerdo. Como de hecho lo intentó Washington hasta el 24 de abril, con la propuesta de las tres banderas. Luego Leopoldo Galtieri y su Junta cambiaron sobre la marcha. Las unidades más aptas quedaron en Patagonia por la posibilidad cierta de guerra con Chile.

Cabe recordar el debate que se dio entre el almirante Merino y el general Augusto Pinochet sobre la conveniencia o no de entrar en guerra total con la Argentina aprovechando la llegada del Reino Unido al Atlántico sur. Un Chile inmerso en una gran crisis económica y social como la existente en 1982-1983, un Perú firmemente aliado a nuestro país y el peso decisivo de Pinochet llevaron a que se optara por un apoyo indirecto de Santiago de Chile a Londres. Un reciente documental producido por los Estados Unidos y dado en el canal History Chanell sobre la guerra aérea en Malvinas no da la sensación de mostrar ineptos en los militares argentinos.

–Cabe conocer o hablar con oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas para ver gente profesional, con múltiples misiones en el exterior y valorados por su trabajo en Chipre, Haití, Kosovo, la frontera entre Ecuador y Perú.

-Al desfile militar en La Matanza, en el 2004, fueron centenares de miles de personas. Tal vez por eso mismo se discontinuó esta práctica. También son masivas las concurrencias a las jornadas de puertas abiertas que organizan la Armada en el Apostadero Naval o la Fuerza Aérea en el Palomar.

–Algunos de los mayores reequipamientos militares los han hecho presidentes democráticos como Alvear, en la década del veinte y Perón, en 1974.

-Gracias por poner el tema en el tapete e intentar, lamentablemente de manera fallida, provocar a los sectores centristas y derechistas que tendrían que ser más amistosos hacia las Fuerzas Armadas. Gracias. Piense mal o bien de la utilidad y el papel de la defensa nacional, ojalá otros con igual o distintas ideas lo imiten.

-Los dos artículos han permitido, por omisión y estruendoso silencio posterior, sacar una radiografía, o mejor una tomografía, de la desidia y el desinterés de muchos que dicen valorar el papel de las Fuerzas Armadas en el destino del país. Estas provocaciones por izquierda han desnudado las grandes contradicciones de nuestra dirigencia o "los que mandan", como decía José Luis de Imaz, política y social. En especial, de aquellos que, cuando charlan cara a cara con militares, dicen tener un gran interés en su futuro y el de la defensa de la patria".

viernes, 15 de diciembre de 2017

La verdad de Silvia que enfurece a los K y a la izquierda

Por María Julia Oliván - Infobae.com
Este es el momento de decidir: ¿sucumbo ante la tentación de escribir una columna que pueda ser leída en voz alta frente a un grupo de progres con OSDE de Palermo o cuento la historia que tengo en la cabeza? Me voy a portar bien porque Infobae es uno de los medios más leídos de la región, así que contaré una historia antipática que tengo en mente.
El ajuste previsional, que era negado en campaña por los políticos del Pro, finalmente se presentó en el Senado adonde fue aprobado luego del acuerdo de compromiso fiscal que firmó el Ejecutivo con los gobernadores. En Diputados la cosa se puso más áspera y el Gobierno empezó por cerrar filas con la oficialista más crítica, Lilita Carrió, y terminó por rejuntar votos para intentar darle un tratamiento rápido al proyecto. Si todo salía como se esperaba, ayer se habría convertido en ley la reforma que, entre otras cosas, propone un cambio en el cálculo de las subas de los haberes de jubilaciones, pensiones y asignaciones universales. Esa modificación provocaría que alrededor de 17 millones de argentinos dispongan de un poco menos que lo poco con lo que se mantienen en la indigencia o con suerte en la pobreza.  Hasta ahí todos estamos más o menos de acuerdo con que es una mala medida recortar por los que no tienen lobby ni plata para movilizar ni para torcerle la firma al Estado.

¿Qué hizo la oposición con esta medida? Intentar impedir que el Congreso sesione con una movilización que terminó siendo manejada por un grupo de violentos que enfrentó a gendarmes y policías a los piedrazos (estos respondieron con balas de goma a mansalva) y con una serie de patoteadas dentro del recinto que frustró la sesión especial.

Entre los que patoteaban al presidente de la Cámara, Emilio Monzó, estaba el aguerrido Máximo Kirchner, procesado por no poder justificar su incalculable fortuna dado que el único oficio que se le conoce es el de administrar la fortuna de sus padres que se enriquecieron mientras servían a la patria y luchaban –sin éxito- para que los jubilados ganen un sueldo digno.
Agustín Rossi habla con Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados
Agustín Rossi habla con Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados

Nada de sesionar, debatir o rearmar alianzas con los que dudaban en apoyar la medida, nada de presentar un proyecto superador: lograr que se caiga la sesión les bastó a los diputados de Unidad Ciudadana -el nuevo sello del partido que gobernó los últimos 12 años el país dejando más de un 30% de pobres pese a que atravesó un período inigualable de crecimiento de la economía- para salir cantando y matándose de risa del Congreso probablemente a comerse una pizza y disfrutar el triunfo.

Mientras todas estas interesantes cosas suceden en la alta política argentina, yo me detuve en una historia.

Sucedió el miércoles, en una cola de seis cuadras del colectivo que va hacia La Plata y se toma en Retiro. Mi fuente es Silvia, la señora que trabaja en casa. En la fila se debatía bastante. El debate no era si Macri era un neoliberal oligarca o si Cristina podía salvarlos. "¿Vos sabés por qué había tanto quilombo, María Julia? No sabés la mugre que habían dejado, piedras y comida tirada por todos lados, la gente decía que eran los piqueteros pero dos hombres de traje que iban para el mismo lado que yo, dos hombres bien, dijeron que todo el quilombo pasaba porque la gente de plata cobraba jubilaciones en vez de dejar esa plata para los más pobres. Al escuchar esto, otro hombre saltó y dijo que él cobraba 20 mil, pesos más o menos, pero que él no era como los de plata porque no usaba ni PAMI ni los descuentos que le correspondían porque él podía pagar lo suyo y no era como esos de plata que igual piden descuento. Decía que ésos son los peores".

Ese día, Silvia tardó seis horas en regresar a su casa, tres en llegar a la mía adonde estuvo cinco horas. Ante su pregunta, le conté del recorte de jubilaciones y me retrucó seria: "¿Vos sabés qué andaban ofreciendo en el barrio para ir a la plaza?".
—¿Cuándo, ahora o en las elecciones?—, le pregunté.
—Ayer (por el miércoles)—, me contestó.
—No se, no anduve por los barrios.
—Te ofrecían 400 pesos, una bolsa de mercadería, llevarte a capital y ahí te daban un choripán y una coca y te traían. Sabés, los que iban con 7 hijos se hacían la plata… Mi cuñada me dijo 'venite, no vayás a limpiar. Y yo le dije 'nooo, yo me voy a trabajar'.

Silvia es calladísima pero si abre la boca te dice sin anestesia lo que piensa. Siempre anda con un rodete predispuesta a trabajar y es una dulce con mi nene. Es especial con los chicos.

Si se enoja, se queda muda y no le sacás nada ni con mi preguntas. Tenemos las dos 42 años, pero ella tuvo el primero de su siete hijos a los 19 años. Tiene más polenta y ganas de laburar que un colectivo lleno a las 5 de la mañana.
¿Que cómo se? Porque cuando empezó en casa venía sólo dos veces y yo pensé que no iba a estar por mucho tiempo: yo vivo en San Isidro y ella en Lobos. Nadie aguanta viajar seis horas por día y trabajar ocho, pensé. Pero me equivoqué. Silvia me pidió si tenía más días para ella y, apenas pude, le propuse venir de lunes a viernes. No sólo no faltó ni un día sino que los sábados va a otra casa a Capital. Por tener siete hijos cobra una pensión y además son todos grandes o sea que podría trabajar menos. Pero es madraza, leona y débil si se trata de la nena más chiquita que es la única que vive con ella: Ambar, de 7 años.

Los demás están en Corrientes. Dos estudian terciario y los otros terminaron la secundaria.

Tiene un solo hijo varón que la joroba diciendo: 'No tengas ningún hijo más que yo soy tu único nene'. Ámbar la tiene loca. Es una lectora empedernida que habla hasta por los codos e inventa historias llenas de flores, sol y pinturas. Cuando le presté El principito se lo devoró en una semana y es el orgullo de Silvia.

—¿Sabés cómo aprendí a lavar la ropa yo? —me preguntó un día que yo le elogiaba lo blanco que deja el blanco— Cuando tenía ocho años, un matrimonio de Buenos Aires le propuso a mi mamá (que tenía ocho hijos y los mantenía ella sola) traerme acá para mandarme a la escuela. Mi mamá me mandó, pero en vez de estudiar me tenían limpiando con el frío en una casita de González Catán y, si lavaba mal, la señora me pegaba y me tiraba la ropa al barro para que la lave de nuevo. (Con el patrón pasaron cosas peores que sólo suman sufrimiento).

Silvia logró contar algo a una vecina que la llevó a una comisaría y una mujer policía se puso el caso al hombro y se la mandó de vuelta a Corrientes junto a su madre. Ella volvió en tren a Corrientes sin soltarle la mano a la mujer policía que le hacía de escolta y cuando la vio a la madre la abrazó hasta dejarle los dedos marcados en el cuello.

De grande estudió y terminó el bachiller. Pero siguió limpiando casas. Ya estaban sus hijos y sólo estaba segura de lo que había aprendido a fuerza de dolor: su oficio de limpieza. Por eso se le quiebra la voz de bronca si alguien le dice que tal cosa no quedó bien limpia. Yo dejo el alma en lo que hago, María Julia y me duele si me decís que algo no quedó bien, me dijo un día que le observé una cosa. Bueno pero es una pavada, tranquila, no es para que te preocupes. Yo estoy contenta con vos, reculé porque sin querer le había tocado la fibra.

Silvia me contó la historia de los que viven de la política en el barrio también durante la campaña. "Me cargan a mí porque no trabajo en eso. No voy a las marchas", me dijo en plena campaña electoral cuando también se repartía plata para repartir folletos de Unidad Ciudadana (estoy contando lo que me contó ella y la oferta había venido de ahí).

Entonces, lo que hizo Silvia fue ir a cortar el pasto a las quintas de la zona porque los changarines se habían ido a repartir boletas casa por casa. Les daban 500 por día y no tenían que estar podando bajo el sol cretino.

Cuando escribí lo que me contó Silvia en las redes sociales, me insultaron, me acusaron de macrista, oligarca y no sé cuántas cosas más. El portal del Roberto Navarro me volvió a dedicar una nota diciendo que yo decía que se pagó para ir a la plaza. Navarro –que vive a pocas cuadras de mi casa, en San Isidro- también dijo que yo lo reemplazaría en C5N por pedido de Macri para acallar su voz y porque yo de esos periodistas libretados por Durán Barba y no se cuántas cosas más porque me da fiaca leer boludeces.

El punto, y gracias por la paciencia si llegaron hasta acá, es que yo no sé si pagan o no para movilizarse. Yo sé que cuando una movilización pacífica se pudre mal es porque de pronto bajan de micros pagos por estructuras políticas un grupo de personas con bolsas con piedras. ¿Cómo lo sé? Porque cubrí miles de movilizaciones que se pudrieron. La más famosa es sin lugar a dudas el 20 de diciembre de 2001, el día que nos marcaría para siempre y en el que cumplí 27 años. Ese dia trabajé de 6 de la mañana a 22 y salí al aire en Dia D, de Jorge Lanata, por América.

Y lo de que se ofrecía plata en los barrios me lo contó Silvia que es real como la Argentina, y avanza paro tras paro para llegar a casa sin plantearse quedarse a "trabajar" en la política. Porque cobra un plan pero trabaja como si no lo cobrase porque quiere que Ambar tenga su notebook y comprar una cocina nueva y unas zapatillas con lucecitas que le pidió su nena.
Quiere mandar plata a Corrientes y ayudar a su viejita que tiene que comprar remedios y no le alcanza con la jubilación.

Les cuento sobre Silvia porque ella y millones de ella son los que hacen mover el motor del país. Y porque Máximo Kirchner sabe tanto de Silvia como yo de jueguitos de Playstation o sea, nada.

Puteenme, progres con OSDE, yo no quiero esta reforma jubilatoria y me parece infame recortar a los jubilados, pero no me digan cómo pensar ni me presenten salvadores con cuentas en Suiza ni a mí, ni a Silvia porque nosotras, cada una desde su lugar, tenemos algo claro: que lo que queremos para estar mejor se consigue con esfuerzo, con escuela y con trabajo. Y el trabajo no te toca el timbre en tu casa ni te lleva a la capital en micro.

En este país jodido adonde hay poco laburo, los tirapiedra y los rompesesiones son –como le escuché decir en Intratables al ex juez Julio Cruciani- sólo una minoría bulliciosa que jode a una mayoría silenciosa.

Pero un día de estos esa minoría va a ser cada vez más chica y los millones que avanzan a pesar de los metrodelegados, los sindicalistas millonarios que movilizan, los políticos millonarios que financian cortes, lo de izquierda funcionales o los progres con OSDE que nunca vivieron en un barrio como el de Silvia van a copar la parada y el país va a empezar a caminar de nuevo.

*Directora de Border Periodismo

Lo que ocurre en un país cuando ganan los brutos

Por Ernesto Tenembaum - Infobae.com
Uno de los hábitos más clásicos de la historia argentina consiste en debatir alrededor de una pregunta, que es casi siempre la misma: ¿Quién tiene la culpa? Esa pregunta se puede aplicar a cientos de episodios. ¿Quién tuvo la culpa del golpe del 76, de la caída de Alfonsín, del lamentable episodio de la resolución 125, del golpe del 55, de la crisis del 2001, de la desaparición del ARA San Juan, de la muerte de Santiago Maldonado, de la crisis de la educación pública, de que la Argentina haya dejado de ser un país rico?
Y así hasta el infinito.

Esas preguntas, habitualmente, generan debates encarnizados que, sin embargo, ocultan la existencia de dos consensos básicos. El primero es que cada una de ellas refiere a un fracaso. Cuando alguien tuvo la culpa de algo, quiere decir que ese "algo", ocurrió. El segundo consenso es más profundo. Los distintos polos de estas discordias coinciden, siempre, en que la culpa la tienen "los otros". Los otros son neoliberales, bolches, destituyentes, kirchneristas, caceroleros, fachos, montoneros, tibios, kukarachas, macristas, peronchos, gorilones o canallas.

Esa saga, en el día de ayer, ha sumado otro capítulo de dimensiones aun difíciles de calibrar. El tratamiento de la reforma previsional empieza a adquirir una dinámica que, si no se encarrila a tiempo, podrá marcar a fuego el destino del gobierno de Mauricio Macri. Los fracasos de un país afectan a todos sus habitantes, pero sus consecuencias políticas inmediatas y directas se abaten sobre la persona o el sector político que lo gobierna. Por eso, el principal desafío, hoy, es para Macri y la dirigencia de Cambiemos, y no es un desafío sencillo de resolver.
La discusión sobre quién tuvo la culpa de lo que sucedió alrededor del Congreso tendrá un recorrido muy previsible. Según quien lo cuente, la culpa la habrá tenido el kirchnerismo salvaje, el gobierno represor, el ajuste contra los jubilados, la irresponsabilidad K de gobernar sin atender a los números, el intento opositor de derribar a Macri, la incapacidad política del oficialismo, la conducta extorsiva de los gobernadores peronistas, la insensibilidad del empresariado que no cede nunca nada, la gimnasia revolucionaria del así llamado "campo nacional y popular", con esa debilidad por tirar piedras contra lo que no pueden evitar por número. Si los protagonistas, por un momento, pudieran sustraerse de su propio rol y de sus intereses, tal vez verían que, más allá de quién sea el culpable, son todos protagonistas de un espectáculo trágico y triste. Entre esos protagonistas, es el Gobierno quien tiene la principal responsabilidad de evitar que todo se desmadre.

A las tres de la tarde de ayer, la tensión había llegado a un pico que parecía inmanejable. Ya hacía varias horas que, en la calle, la Gendarmería y distintos grupos de manifestantes encapuchados intercambiaban balas de gomas, pedradas y gases lacrimógenos. Las imágenes eran estremecedora: una inverosímil remake del 2001. Adentro del recinto, solo se escuchaban gritos y empujones. Fuera del horario reglamentario, el oficialismo intentaba arrancar la sesión con una efímera e ínfima mayoría: había logrado el quórum por una diferencia de un voto.

A esa hora, Elisa Carrió desactivó una bomba cuyas esquirlas hubieran dejado heridas aún más tremendas.

Si el proyecto de empujar la reforma provisional con fórceps se mantenía unas horas más, el desastre hubiera escalado, en el recinto, en la calle, en los medios internacionales. Por eso, en un rapto de realismo político, propuso que se levantara la sesión. Al contrario de lo que sugeriría una evaluación apresurada, eso le permitió ganar tiempo al Gobierno: a veces el camino más rápido entre dos puntos no es una recta. Será, de todos modos, un tiempo muy complicado.
Desde que se levantó la sesión, en el oficialismo arrancó un debate que lo cruzará hasta que se resuelva el tema, si es que se resuelve. La reforma previsional es un asunto extremadamente sensible. Aun en países de democracia muy estable y avanzada, como Francia, se trata en medio de una tensión extrema. En el correr de los días, el clima se fue enrareciendo. En ese contexto, ¿tenía sentido convocar a la sesión con los números tan justos?

Cuando la ley se aprobó en el Senado, no había nada que se podría haber hecho desde la calle, porque el proyecto contaba con un respaldo abrumador. Si ayer a las dos de la tarde, se hubieran sentado en sus bancas 140 diputados para dar quórum, todo se hubiera desinflado. Pero no estaban. Con mucha suerte, había 130. Eso potenciaba el efecto de los disturbios callejeros y de la la militarización de la zona. Con mayoría clara, todo se afloja. Si se juega al límite, todo se potencia. Eso es lo que entendió Carrió. ¿Lo habrán entendido en la Casa Rosada?

Mauricio Macri enfrenta una tarea dificilísima desde el mismo día en que asumió. Encabeza un gobierno de minorías. Está obligado a negociar cada ley. Pero, encima de eso, muchas de esas leyes son impopulares, como el recorte que propone ahora al aumento que le correspondía a los jubilados. El tiempo le corre en contra. Pero está obligado a un ejercicio extremo de paciencia y negociación, que requiere una sensibilidad no habitual. Casi que no hay posibilidad de no errar en ese camino. Enfrente, tiene un sector importante de la oposición que nunca le reconoció su presidencia: le negó la entrega del bastón, lo injurió de la manera más despreciable, lo acusó de haber ordenado la desaparición de un joven, le deseó la fuga en helicóptero. Es un laberinto. Si no ajusta, pierde por un lado. Si ajusta, pierde por el otro. Y poderosos enemigos lo acechan, lo están esperando.
A ese desafío, el Gobierno respondió con sutileza: estableció lazos con otros sectores de la oposición y el sindicalismo que, en medio de la tirantez natural de la competencia, le permitió gobernar en relativa paz la primera mitad del mandato y ganar las elecciones de medio término. Pero el sector moderado de la oposición obtenía siempre mejores condiciones gracias a la amenaza extrema del kirchnerismo. El peronismo sabe ejercer la oposición, de tal manera que un gobernante no peronista sufra el rigor de conducir un país indómito. Los errores, en este contexto, se pagan caros.

Luego del triunfo de octubre pasado, el Gobierno se sintió legitimado. Sin embargo, una vez más, su respaldo fue minoritario: un 42% del país es una gran minoría, pero una minoría al fin. Tal vez esa confusión, una victoria electoral es muy importante pero no da la razón ni el poder para siempre, empujó al Gobierno a esta encerrona. Confiaron demasiado en sus fuerzas, que no eran tantas, o en su olfato político, que no era tan agudo.

Ayer mismo quedaron expuestos los dilemas que deberá resolver el Gobierno: son gigantescos. ¿Estuvo bien pensada la negociación? ¿No se les concedió demasiado a los gobernadores desde un principio, cuando la batalla real se jugaría luego en el Congreso? ¿Erraron al apurar la sesión de ayer? ¿Utiliza el Gobierno a sus espadas más capaces en la cámara de Diputados? ¿Tiene sentido hacer una demostración grosera de fuerza militar en la calle?

Más aún: ¿es políticamente viable la reforma así como está? ¿No se exagera con un ajuste donde hay muchos costos para sectores débiles de la sociedad y pocos para los poderosos? ¿Es sensato, por ejemplo, que en pocos días se vuelvan a reducir las retenciones a la soja? ¿Es este el único ajuste posible? Y, en el medio de eso, la sucesión de detenciones sin condena previa a dirigentes de la oposición: ¿favorece o perjudica la capacidad del oficialismo de lograr consenso, divide o abroquela a la oposición?
No hay respuestas lineales a todo esto. Realmente, no las hay. Cada una de ellas obliga a buscar un punto de equilibrio finito e inestable. Sin embargo, los brutos encuentran una misma respuesta a todo. Le piden al Gobierno que pase por encima de los demás: cuanto más ajuste, mejor; cuando más gendarmes, mejor; cuanto más desprecio ante cualquier crítica, mejor; cuando más respaldo a las fuerzas de seguridad, hagan lo que hagan, mejor. Para sumar complejidad, brutos hay por todos lados. ¿Quiénes eran los que tiraban piedras durante horas a los gendarmes? ¿Y los que quemaban autos? ¿A qué juegan? ¿Y los que no tienen ni una palabra de repudio contras ellos? ¿Dónde estuvo ayer el huevo y la gallina? Otra vez: entre todos los brutos, ¿quién tuvo la culpa?

Ahora Macri tiene que encontrar una salida a la encerrona. A primera hora de la tarde, insinuó tensar al máximo las cosas con la firma de un decreto. Gente de su equipo consideró que era momento de hacer jugar la autoridad presidencial a fondo, de demostrar que no se lo iban a llevar puesto tan fácil. Finalmente, primó, otra vez, la intención de negociar con un peronismo que, otra vez los brutos, no conoce otra forma de hacer oposición: firma pactos que no cumple, coloca al gobierno al borde del abismo, como si no fueran responsables, nunca, de nada. La historia de siempre: los problemas serios de un país se tornan mucho más serios cuando la dirigencia baila en la cubierta del Titanic. Los argentinos de cierta edad ya los hemos visto a todos hacer, varias veces, lo mismo.

La Argentina está cruzada en estos tiempos por dos imágenes delirantes. Una es la que expresa el cántico: "Macri, basura, vos sos la dictadura". En esta percepción, Macri sería, por ejemplo, un reedición del revanchismo del 55. La otra es la que sostiene que todos los males del país se resumen en una palabra: peronismo. Y que Macri, en este caso, sería como Alfonsín, la víctima del golpismo peronista, de una mafia agazapada para tomar el poder. Si esta experiencia fracasa, habrá un nuevo, fascinante y encarnizado debate sobre quién fue el responsable.

Cuando los brutos se imponen, un país está condenado a discutir quién tuvo la culpa de su fracaso.

Y brutos, como se sabe, hay por todos lados y de todos los colores.

Fotos: Amilcar Orfali

jueves, 14 de diciembre de 2017

Oficial de la Armada revela (en secreto) interna con el Gobierno y falta de recursos

Submarino ARA San Juan.ENTREVISTA DE EDGARDO AGUILERA - Ambito.com
"Atribuir responsabilidades inmediatas a quienes tuvieron bajo su comando las operaciones del ARA San Juan es una parte de la historia que está en manos de la Justicia. Ahora es el turno también de aclarar qué rol tiene la política en una creciente degradación de los medios de combate tras años de desatención presupuestaria".

Así arrancó el diálogo con un alto oficial de la Armada Argentina que pidió anonimato, habida cuenta de que hay una investigación de la Justicia federal en marcha por la tragedia del ARA San Juan.

Periodista: ¿Puede aclarar un poco ese concepto?

Oficial: Mire, las tres fuerzas operan sus medios como pueden, no se hace magia con buques, aviones, tanques, helicópteros, submarinos, etc, con las partidas que asigna el presupuesto nacional. No es que salimos a la buena de Dios, tratamos de concentrar en unos pocos medios todo el potencial posible que permiten las asignaciones. Note usted que es sólo decisión política lo que hace falta. Fíjese en el despliegue considerable de medios que hace la Armada sosteniendo día a día prácticamente la totalidad de sus buques navegando en búsqueda del San Juan; aparecieron los recursos que seguramente serán recortados en el ejercicio de 2018. ¿Tiene que haber una fatalidad para que el Poder Ejecutivo se haga cargo de un mandato constitucional?

Periodista: Comienza a recortarse la cadena de responsabilidades. Es inédita la salida de altos oficiales en una interna con la máxima autoridad naval. ¿Es así?

Oficial: No puedo ponerme en situación de terceros. Hacia adentro tenemos un dicho naval; "la ropa sucia se lava en casa", no es ocultar una situación sino resolverla en el ambiente que corresponde, la Armada. Que haya trascendido no es responsabilidad nuestra. Cuando hay una crisis se trata de mostrar un responsable, se apuntó a la Armada, otros quedan tranquilos...

Periodista: ¿Pero existe o no la interna?

Oficial: Puede haber diferencia de criterios como en cualquier estructura, sea del Estado o privada pero como hay una potencial situación de deslinde de responsabilidades en la justicia, la preservación personal es lo que regula los comportamientos.

Periodista: ¿Usted señala con eso la sanción que aplicó el almirante Srur al comandante de Adiestramiento y Alistamiento, contralmirante Luis López Mazzeo?

Oficial: No voy a responder. 

Periodista: ¿La Armada va a ordenar el fin de las operaciones de búsqueda? 

Oficial: No es la Armada la responsable de dar por finalizadas las operaciones de búsqueda de nuestro submarino como insisten todos los periodistas de Clarín en distintos espacios, es el Poder Ejecutivo. Si nos dan presupuesto y la orden para gastarlo pondremos todos los buques y la gente de la Armada hasta poder dar una respuesta a los familiares tal como lo hemos hecho desde el primer día. 

Periodista: ¿Y qué pasa con la ayuda internacional desplegada? 

Oficial: Cada país es libre de decidir cuándo retirarse atendiendo a compromisos de sus medios. En esta etapa a 28 días, no hay posibilidad de supervivencia de seres humanos con el indicio de una explosión ocurrida en inmersión. Es el Presidente, el ministro de Relaciones Exteriores y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete, quienes concentraron todo lo referido a la participación de países extranjeros en la búsqueda del San Juan. Las primeras llamadas de los agregados navales extranjeros para prestar ayuda se recibieron en el edifico Libertad. Luego el poder Ejecutivo ordenó que todo se canalizara a través del canciller Jorge Faurie.

A ellos les corresponde definir y comunicar la desafectación de los medios extranjeros involucrados en la operación de búsqueda. La Armada está plenamente agradecida, sin esos medios era imposible para el país dar con la posición del submarino.

Periodista: ¿Cómo operaban submarinos sin contar al menos con un buque apto para el salvamento?

Oficial: Antes de radiar el aviso ARA Irigoyen (en 2009) que contaba con un equipo que aunque viejo todavía era útil y eficaz para los rescates, se hicieron informes al ministerio de Defensa para solicitar un reemplazo de la capacidad. Una vez más las prioridades presupuestarias del ministerio de Defensa desatendieron un requerimiento operativo vital. 

Periodista: ¿Por qué no se insistió?

Oficial: No puedo contestar por otras autoridades, eran tiempos del almirante Jorge Godoy, jefe de Estado Mayor General de la Armada.

Periodista: ¿Contar con ese navío de rescate hubiera cambiado en algo la situación actual? 

Oficial: Es una suposición abstracta, lo cierto es que contaríamos con la capacidad y probablemente con un buque más moderno como el Cabo de Hornos de la marina chilena con sensores aptos para detectar a profundidad.

Entrevista de Edgardo Aguilera.-

viernes, 8 de diciembre de 2017

¿Cómo nos afectan los conflictos?

Resultado de imagen para Rosendo FragaPor Rosendo Fraga - Clarin.com
"Tendencias Globales” es un informe que realiza el Consejo Nacional de Inteligencia (CIN) de los EE.UU. definiendo el mundo como será dieciocho años más adelante, presentando este año el de 2035. El organismo define la visión de largo plazo sobre la cual los servicios de inteligencia, y en alguna medida la Administración en su conjunto, definen sus estrategias. Se presenta coincidiendo con el cambio de Administración y el reciente es el sexto.

Presenta como síntesis del futuro: los ricos están envejeciendo, los pobres no; la economía mundial está cambiando y el débil crecimiento persistirá en el corto plazo; la tecnología está acelerando el progreso, pero está causando conflictos y discontinuidades; ideas e identidades están impulsando una ola de conflictos de exclusión, dentro y fuera de los estados; gobernar es y será más difícil; la naturaleza del conflicto está cambiando, a los estados les será cada vez más difícil dar prosperidad y seguridad a sus sociedades y los temas de cambio climático, medio ambiente y salud requerirán mayor atención.

En la visión del CIN, “entre los estados, el momento unipolar de la posguerra ha pasado y las reglas post-1945 basadas en el orden internacional pueden desvanecerse también”.

Define una serie de tendencias que “transforman el paisaje global”. Sostiene que convergerán a una velocidad sin precedentes en los próximos veinte años, aumentarán número y complejidad de cuestiones, como ataques cibernéticos, terrorismo y condiciones climáticas extremas.

Los cambios tecnológicos tensionarán el trabajo, el bienestar y la estabilidad social. Dichas tendencias son: 
a) Los países ricos, están envejeciendo, los pobres no. 
b) Los patrones laborales y de bienestar van a cambiar drásticamente, tanto en los países de rápido envejecimiento, como en los crónicamente jóvenes, donde los conflictos serán mayores. 
c) La urbanización aumentará y para 2050 dos tercios de la población vivirán en ciudades. La gente en edad de trabajar crecerá más en África y Asia Meridional y especialmente en la India y bajará en Europa y China. 
d) Aumentará el movimiento de las poblaciones y seguirá siendo alto durante las próximas dos décadas. Hoy los migrantes internacionales son 244 millones y los desplazados 65. 
e) Aumentará el porcentaje de hombres sobre la población, incrementándose el aborto selectivo. Esta tendencia se destaca en India, China y Asia Oriental. 
f) La economía global está cambiando; países desarrollados y en desarrollo serán presionados para identificar nuevos servicios, sectores y ocupaciones para reemplazar los que sustituye la industria automatizada y otras tecnologías. 
g) Desde 1990, la pobreza extrema ha bajado del 35 al 10%, pero salir de la pobreza aumenta expectativas y ansiedades sobre el futuro 
h) Las clases medias seguirán siendo castigadas, con salarios estancados en EE.UU. y Europa, para aumentar la rentabilidad y la competitividad.

Sostiene que “las crisis financieras, la erosión de la clase media y la mayor conciencia pública de la desigualdad de ingresos han alimentado el sentimiento en Occidente de que los costos de la liberalización del comercio superan los beneficios”.

Agrega que la tecnología complica las perspectivas de largo plazo, disminuyendo la población en edad de trabajar y al mismo tiempo, habrá que lidiar con la disminución de puestos de trabajo. La automatización, la inteligencia artificial y otras innovaciones amenazan la existencia de vastas franjas de trabajo, incluyendo en la fabricación de alta tecnología y los trabajadores de “cuello blanco”. Cada vez será más difícil aumentar la productividad en los países ricos y se desvanecen los efectos “post-1945” que la impulsaron, el crecimiento demográfico, la mejora de la eficiencia y la inversión. Por el estancamiento salarial, los recursos fiscales basados en el ingreso personal crecerán menos que la economía.

Un mundo interconectado continuará aumentando, y no reduciendo, las diferencias sobre ideas e identidades. Considera que el populismo aumentará en las próximas dos décadas si se mantienen las actuales tendencias demográficas, económicas y de gobernabilidad. Aumentará también la tendencia a los conflictos de exclusión por identidades nacionales y religiosas, a medida que la interacción entre tecnología y cultura se acelere.

Los líderes políticos recurrirán cada vez más a la identidad para movilizar partidarios y consolidar el poder político. Se seguirán erosionando las tradiciones de diversidad y tolerancia asociadas a EE.UU. y Europa, amenazando el atractivo de sus ideales. China y Rusia tratarán de afianzar su control autoritario, usando para ello el nacionalismo y la supuesta amenaza de Occidente, impulsando también conflictos de identidad y tensiones entre etnias y comunidades en África, Oriente Medio y Asia del Sur.

La “Paradoja del Progreso” es el título del documento, que finaliza planteando que para enfrentar estos desafíos, los países deberán invertir en infraestructura, conocimiento y relaciones que les permitan manejar los impactos ya sean económicos, ambientales, sociales o cibernéticos. En el caso concreto de Argentina, los conflictos por la “identidad” que se mencionan, ya tienen una manifestación con el problema mapuche. La necesidad de invertir en conocimiento, implica que no sólo puede dejarse librado a los emprendedores resolverlo, sino que implica por parte del Estado reforzar su rol en áreas donde nuestro país tiene ventaja en la región, como es la tecnología nuclear y satelital. Invertir en infraestructura, implica un plan de largo plazo, dando prioridad a la articulación Atlántico-Pacífico y las vías transversales a lo largo de América del Sur.

La inversión en relaciones, implica una renovada visión hacia los países medianos, donde se están dando grandes transformaciones y la Argentina tiene un amplio campo de posibilidades. Se debe asumir también que el espacio, el mar y los polos, serán áreas de creciente conflicto geopolítico y esto es relevante para los intereses argentinos de largo plazo.

Rosendo Fraga es presidente del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

martes, 5 de diciembre de 2017

The Economist y un duro artículo sobre la falta de inversión militar en la Argentina: "Despilfarro y corrupción"

(Infobae.com) - La tragedia del submarino ARA San Juan, en la que 44 marinos perdieron la vida, causó una fuerte repercusión a nivel mundial. Muestra de ello fue una nota publicada por el prestigioso semanario británico The Economist, en la que cuestionó la falta de inversión militar en la Argentina y describió cómo afecta ese hecho la defensa del territorio nacional.
Para la publicación, lo ocurrido con la embarcación "es una tragedia que llama a repensar las fuerzas armadas". En ese sentido, sostiene que el "despilfarro, la corrupción y la austeridad son plagas dentro del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea".

"La aparente tragedia generó un debate sobre el papel de los 105 mil miembros de las las fuerzas armadas de Argentina y el dinero gastado en ellas. Desde el final de la dictadura militar en 1983, un año después del intento fallido de arrebatar a la fuerza las Islas Malvinas a Gran Bretaña, los gobiernos redujeron el gasto militar". De acuerdo con los datos reflejados por el semanario, la inversión cayó del 3,5% del PIB en 1978 a menos del 1% el año pasado. "Argentina gasta una porción menor que cualquiera de sus vecinos en sus fuerzas armadas", añadió.

Señala que el Ministerio de Defensa gasta alrededor del 70% de su presupuesto en salarios y pensiones, mientras que en los Estados Unidos, solo un tercio se destina al personal. "La Argentina complica su tacañería con ineficiencia: el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea tienen bases separadas en la Antártida", ejemplificó.
El gasto militar en Sudamérica (The Economist)
El gasto militar en Sudamérica (The Economist)

En su análisis, The Economist no da lugar a eufemismos y es lapidario. Asegura que "la austeridad causa a menudo papelones". Para reflejar esta situación, recordó algunas fallas en materia de defensa. "En 2013, el destructor Santísima Trinidad se desplomó en el puerto y la marina tardó tres años en reflotarlo. En 2014, la flota submarina pasó solo 19 horas bajo el agua, mientras que en 2015, los aviones de combate Mirage no pudieron volar en días nublados debido a problemas con sus instrumentos". Incluso sostiene que el próximo año, cuando Argentina sea sede del G20, podría alquilarle aviones de combate a Brasil.

Reflejó entre varios temas los contrapuntos entre el Gobierno y la Armada en cuanto al estado del ARA San Juan y recordó cuando en 2011, después de una revisión general, la entonces presidente Cristina Kirchner declaró que el submarino estaba apto para "otros 30 años de servicio". "Sin embargo, una investigación del Ministerio de Defensa sugiere que el proceso de licitación para el contrato de reemplazo de baterías contenía "irregularidades" para favorecer a ciertos proveedores", detalló el semanario.

Señaló también que, a partir de lo ocurrido, "los argentinos saben que las fuerzas armadas necesitan una renovación, aunque no se ponen de acuerdo en cómo llevarla a cabo".

"El armamento de la era de la Guerra Fría de la Argentina está diseñado para contrarrestar amenazas convencionales que ya no existen. A pesar del ruido de sables, la señora Fernández (de Kirchner) persiguió su reclamo a las Islas Falkland (Malvinas) a través de la diplomacia. Además, Argentina está en buenos términos con sus vecinos; en 1985, Raúl Alfonsín, entonces presidente, firmó un "tratado de paz y amistad" con Chile, poniendo fin a una larga disputa fronteriza. También el riesgo de conflicto con Brasil se redujo con la creación de Mercosur", agregó.

En ese sentido, la publicación asegura que "la mayoría de los expertos en defensa coinciden en que Argentina, el octavo país más grande del mundo en cuanto al territorio, necesita aviones de combate, barcos y submarinos para disuadir a posibles enemigos". "Las fuerzas armadas también deben lidiar con el tráfico de drogas, el terrorismo y la pesca ilegal. Eso requeriría un cambio en la ley", aseveró.

Para el periódico, expandir el papel de las fuerzas armadas "podría requerir un gasto más alto de lo que el Gobierno puede pagar". Remarca que está tratando de reducir el déficit fiscal, que fue del 4,6% del PBI el año pasado antes del pago los vencimientos de la deuda. "La búsqueda del San Juan continúa. La búsqueda de una estrategia militar y las fuerzas armadas para igualarla llevará más tiempo", finalizó.

lunes, 4 de diciembre de 2017

El ARA San Juan selló su suerte en la Guerra de las Malvinas

Por Patricia Lee Wynne - Sputnik Mundo
El ARA San Juan yace en el fondo del Atlántico Sur porque la OTAN, Estados Unidos y Gran Bretaña nunca perdonaron a Argentina la Guerra de las Malvinas de 1982.
Submarinos argentinos ARA San Juan, ARA Salta y ARA Santa Cruz (archivo)
Para Margaret Thatcher y Ronald Reagan fue inaceptable que un país en desarrollo reivindicara la soberanía de una parte de su territorio y de su plataforma continental, en uno de los muy contados rezagos coloniales que perviven.

Por eso respondieron con las armas. Estados Unidos rompió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que obligaba a los Estados del continente a defenderse entre sí de una potencia extraregional, para apoyar al Reino Unido, su aliado de la OTAN.

Ciertamente, la recuperación de las Malvinas fue una maniobra desesperada de una dictadura militar sangrienta y desprestigiada. La Junta pensó que Estados Unidos la apoyaría en agradecimiento por su contribución para entrenar a los 'contras' que combatían al Gobierno sandinista en Nicaragua.

La guerra no era inevitable. Londres pudo buscar una salida negociada tal como exigió la ONU en numerosas oportunidades. Pero había que escarmentar la osadía para que nunca nadie más se atreviera.

Argentina fue derrotada a pesar de la justicia del reclamo de soberanía y del apoyo y solidaridad latinoamericanos y también de la Unión Soviética, como lo demostró el periodista Serguéi Brilev.
Pero sus soldados, aviadores y marinos le propinaron a las fuerzas británicas daños como ningún otro Ejército del mundo lo hizo desde la Segunda Guerra Mundial. 24 barcos dejados fuera de combate, sin hablar de los datos que se mantendrán secretos hasta 2072 para ocultar la vergüenza que sufrió la real Corona.

Desde entonces, las Fuerzas Armadas argentinas fueron reducidas a su mínima expresión. Fue un propósito explícito de Estados Unidos y el Reino Unido, acompañado desde los Gobiernos argentinos de los últimos 35 años.

El octavo país más grande del mundo, con una superficie marítima igual o superior a su área continental, con las mayores reservas ictícolas del planeta, además de petróleo y otros ricos recursos, con una de las llanuras más productivas del mundo, no tiene cómo defenderse.

Los aviones con droga surcan los aires desde el norte sin que haya radares para encontrarlos. Los barcos chinos y de otros países se roban la riqueza del Océano, sin que puedan ser detenidos. "Después de un periodo significativo de declinación, Argentina ha dejado de ser una fuerza militar operativa", tituló la publicación inglesa UK Defense Journal. "La Fuerza Aérea retiró sus Mirage y confirmó que todos los Lockheed Martin A-4AR Skyhawk fighters están en tierra y no serán reemplazados en el futuro inmediato", agrega la publicación. Las tripulaciones de submarinos necesitan por lo menos 190 días de inmersión por año y en 2014 solo tuvieron 19 días, continúa.

Según un análisis de IHS Janes, citado en la nota, "la Fuerza Aérea es una colección de aviones viejos de los años setenta que frecuentemente están en tierra por su baja operatividad". Argentina habría intentado comprar aviones Gripen de Suecia vía Brasil, pero fue vetada por el Reino Unido, que produce una gran parte de los componentes de la nave, continúa la publicación.

El 23 de noviembre, Janes.com publicó un artículo titulado: "La emergencia del submarino expone las limitaciones de operabilidad de Argentina", en el cual resalta que "varias plataformas aéreas y marítimas del inventario argentino están fuera de servicio, con presupuestos vaciados que llevan a la falta de repuesto y mantenimiento".

Citando a fuentes militares locales, la publicación destaca que la Armada tiene sus cuatro aviones de patrullaje P-3B fuera de servicio, y que el único avión con un detector de anomalías magnéticas (DAM) capaz de detectar submarinos bajo el agua es un S-2T Turbo Tracker, que volvió al servicio en 2016 tras pasar varios años en tierra.

Cuando el país se prepara para recibir la Cumbre del G20 en 2018, los submarinos se hunden y los aviones no vuelan. 

Más grave aún, desde 1982, los británicos no sólo están en posesión de las Malvinas, sino que ocupan millones de kilómetros cuadrados del territorio marítimo argentino, explotando los recursos pesqueros que no les pertenecen y avanzando en la exploración de hidrocarburos. Todo esto defendido desde la base de la OTAN en Monte Agradable, con submarinos nucleares controlando el camino hacia la Antártida, el objetivo final. Por eso se hundió el ARA San Juan.

Pero el submarino llego a nuestras aguas en 1985...Humm

sábado, 2 de diciembre de 2017

Juan Battaleme: “Nadie pondría a trabajar a un periodista con una Commodore 64, pero hacemos eso irresponsablemente con nuestra defensa”

Resultado de imagen para Juan BattalemePor Claudia Peiró - cpeiro@infobae.com  (Infobae.com) - “Nuestra aviación es de museo”, afirma este especialista que, en entrevista con Infobae, describe no sólo el desarme material sino también el "psicológico" que sufrieron nuestras Fuerzas Armadas

"La lógica menemista era 'ramal que para, ramal que cierra'; la kirchnerista, avión que no puede volar, avión que no se reemplaza", sostiene Juan Battaleme. Y parece que sólo frente a la emergencia y la tragedia se debaten en Argentina temas que deberían estar en un lugar prioritario de la agenda. En especial los que necesitan políticas de largo aliento. "La defensa de 2030 se empieza a construir en el 2017", dice.

Qué misión darles a las Fuerzas Armadas, cómo devolverles capacidades y modernizarlas y cómo superar una larga etapa de "desarme psicológico", durante la cual se intentó destruir el ethos militar, su misma razón de ser, son algunos de los temas abordados en este diálogo con Infobae por el politólogo Juan Battaleme, profesor en Ciencias Políticas de la UBA, especialista en defensa, política exterior y ciberseguridad.

— Como suele pasarnos, son las crisis, o conmociones como la pérdida del ARA San Juan, las que nos conminan a debatir temas estratégicos que deberían estar en agenda; en este caso, el papel de las Fuerzas Armadas y qué defensa debe tener la Argentina. ¿Cuál es su análisis al respecto?

— Una de las cuestiones más importantes es volver a trabajar la misión de las Fuerzas Armadas en la República Argentina. Y esa misión está centrada principalmente por lo que entendamos en términos de integridad territorial. Esto es: espacio marítimo y espacio aéreo principalmente, que son las dos grandes vulnerabilidades que no se atendieron y que hoy quedan muy claras. Son crisis que también implican oportunidades, porque van a permitir repensar la modernidad tecnológica y el salto profesional necesarios para recuperar las capacidades que hemos ido perdiendo. El Ejército terrestre también debe repensarse en función de que hoy por hoy vivimos una paz sudamericana y tenemos una excelente relación con los vecinos; eso permite poner la prioridad en la Armada y en la Fuerza Aérea, los dos componentes militares más importantes en la actualidad.

— Podríamos decir que no existe sobre la Argentina una amenaza inmediata de invasión territorial. Pero sí existe, por ejemplo, depredación de nuestro mar, de nuestra riqueza ictícola, sobre lo cual tenemos poco control y ni siquiera está claro si tenemos información. ¿A eso se refiere, a cuidar nuestra riqueza?

— Sí, no solamente cuidar nuestra riqueza sino justamente saber lo que pasa en el fondo marítimo, quién transita, y también en nuestro espacio aéreo. Hoy hay capacidades tecnológicas aéreas que, si entran, no las detectamos por ejemplo. Y no hablo solamente de avionetas, que comúnmente se utilizan para el contrabando, sino por ejemplo de la capacidad de determinados aviones para hacer inteligencia electrónica. Nuestros vecinos, entre los que incluyo a Gran Bretaña, tienen la capacidad de recoger señales de las comunicaciones en la República Argentina de la que no tenemos conciencia plena. Es importante saber qué pasa y estar alertas a nuestro entorno. Los aviones P8 que trajo Estados Unidos son lo más moderno en términos de capacidades submarinas. Los utilizan para monitorear submarinos chinos, rusos… En este momento nos están ayudando a buscar el ARA San Juan. Pero si nosotros hubiésemos tenido lo que se conoce como capacidad antisubmarina, no digo el P8 porque es un avión caro, pero los seis P3 que en algún momento tuvimos, en condiciones operativas, tal vez hubiéramos podido tener nosotros una idea más rápida de lo que pasaba. Algo central para la defensa.

— En cuanto a las Fuerzas Armadas, en los 90 se terminaron las rebeliones y hubo una importante subordinación y hasta integración a la sociedad. Pero del 2003 para acá se reinstalaron los años 70 y hubo un arco de actitudes que fueron de la indiferencia al desprecio por parte del poder político…

— No toda la política despreció a las Fuerzas Armadas. Por otro lado, parte de las Fuerzas Armadas, un grupo de oficiales, se identificó con un proyecto político determinado. Eso fue negativo y le dio una gravitación mayor al Ejército…

— ¿Usted se refiere al último período del kirchnerismo?

— Sí. Eso también traccionó gastos. O sea, le dio relevancia al Ejército siendo que técnicamente tenemos un orden territorial relativamente establecido en detrimento de la Armada y la Fuerza Aérea. Alguien podría decir que la última gran compra de la Armada fueron cinco buques rusos, usados, porque seguimos con esta lógica de usados, pero lo cierto es que eran para la campaña antártica porque veníamos con serios problemas de comunicaciones. Pero más allá de eso, la preeminencia la tuvo el Ejército, algo a discutir en esta nueva etapa.

— ¿Hay conciencia de la necesidad de esta discusión?

— Creo que hay un grupo importante de políticos dentro del Congreso y en el Ejecutivo nacional que entienden para qué están los militares. La pregunta es qué grado de prioridad les dan. Eso es lo relevante. Tal vez esta desgracia del ARA San Juan permita discutir prioridades, porque en la Argentina ha habido una mala discusión, una pobre discusión, acerca de las prioridades en materia de políticas públicas. La defensa está integrada a la política exterior. Y la inserción internacional de la Argentina está vinculada a la defensa.  La década en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la que siguió, cuando consumimos todo el stock de capital militar

— ¿Es cierto que Argentina tiene el tercer presupuesto en defensa de América Latina? ¿Tenemos un problema de presupuesto o de atribución del gasto? 

Es un error de lectura porque las fuentes que se suelen tomar sobre gasto militar incluyen a Gendarmería y Prefectura. Casi la mitad de ese gasto informado, que es del orden de los 7 mil millones de dólares, corresponde a esas fuerzas de seguridad. Desglosado eso, son menos de 4 mil millones de dólares de presupuesto. Entonces, punto número uno, hay un problema de recursos, ese 0,9 por ciento del presupuesto total no es suficiente. Punto número dos: hay un gasto que se puede optimizar, y algo de eso dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al decir que no puede haber lugar para dos fuerzas aéreas; hay que tratar de optimizar el gasto. Pero que esa racionalización no signifique ajuste. Hay que decir que la época en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la década que siguió, cuando nos consumimos todo el stock de capital militar. El kirchnerismo tuvo la misma lógica menemista: "ramal que para, ramal que cierra" fue avión que no puede volar avión que cae y no se reemplaza. Eso es malo para nosotros como país y es una mala imagen en términos de poder blando.

— ¿Es real, como dijo el ex ministro de Defensa Julio Martínez, que se perdieron cien aviones durante la etapa kirchnerista?

— Totalmente.

— ¿Qué significa exactamente, están parados, fueron desguazados?

— Que la Fuerza Aérea no tiene los recursos para ponerlos a volar. Y aun cuando los pusiera a volar está poniendo a volar piezas de museo. ¿Puedo dar un ejemplo muy concreto? Muchos se acordarán de las viejas computadoras Commodore 64, con las que nos iniciamos en el mundo de la informática. Bueno, yo puedo conectar cincuenta Commodore 64 y decir que tengo cyberdefensa. Todos sabemos que son piezas de museo. Del mismo modo, puedo tener volando un Spitfire, o un Gloster Meteor, pero siguen siendo piezas de museo. Nuestra aviación es pieza de museo. El A4, el benemérito A4 que es orgullo de la Fuerza Aérea, y que en 1982 junto con el Super Etendard y los Mirage fueron el dolor de cabeza de los británicos, hoy no tendría chances contra un solo Eurofighter. Eso hay que comunicarlo bien, no tienen chances, nuestros pilotos vuelan piezas de museo. Eso atenta contra el profesionalismo de nuestros pilotos, impide darle a alguien que tiene la vocación por esta carrera la posibilidad de entrenarse con lo mejor. Nadie pondría en una redacción a trabajar a un periodista con una Commodore 64 que no se puede conectar a internet. Bueno, nosotros hacemos eso de manera irresponsable con nuestra estructura de defensa.

— La formación, ¿sigue siendo de un nivel aceptable?

— La formación de los pilotos sigue siendo buena. Algo interesante que ha hecho tanto la Escuela de Guerra aérea, como la del Ejército, es tratar de mantenerlos informados de por dónde va el mundo. Por supuesto veo muchas limitaciones. Además, en la década pasada se trató de destruir el ethos militar. En esta pelea, por decirlo de algún modo, entre (Samuel) Huntington y (Morris) Janowitz -que son los pensadores de las relaciones cívico militares- se trató de bajar la idea del soldado profesional y pasar a la del soldado ciudadano, que era la idea que tenía la gente que rearmó los planes de estudio. Igualmente los militares supieron encontrarle la vuelta para poder seguir actualizados, saber qué estaba pasando en el mundo. Una de las grandes cuestiones que lograron conservar fue la de enviar oficiales, aunque en menor medida, al extranjero, a actualizarse.

— Recuerdo un dato extravagante: la funcionaria que reelaboró los programas de formación de los militares durante la gestión de Néstor Kirchner era una antropóloga…

— Exactamente. Un excelente académico argentino, Alejandro Corbacho, escribió sobre el desarme psicológico. Y justamente lo que intentó hacer esta gente, esa antropóloga [N. de la R: Sabina Frederic], fue romper con el ethos militar, vaciarlo de sentido. O sea, primero decirles "ustedes son malos por naturaleza". Luego, dentro de ese nivel de ideologización de la política de defensa, el decreto 727 decía que los militares tenían que prepararse para una amenaza externa de origen estatal y al mismo tiempo que no había hipótesis de conflicto; por lo tanto los vaciaban de sentido. Fíjese la contradicción: no hay hipótesis de conflicto pero hay que prepararse para una amenaza externa. Entonces para qué los están preparando. Intentaron con fórceps vaciar el ethos militar, decir "ustedes no son militares, son ciudadanos que portan uniforme". Desgraciadamente gente que no sabía, pero que estaba orientada ideológicamente, trató de romper la estructura militar. Algunas cosas las lograron hacer, otras por suerte quedaron a mitad de camino.

— Si se quisiera reequipar y modernizar a las Fuerzas Armadas, ¿cuánto tiempo se necesitaría? ¿Cuánto para que estén en condiciones de cumplir una misión?

— Es la pregunta clave, porque no solo es una cuestión de qué compro sino en qué tiempo lo tendré operativo. El hecho de que el sistema internacional nos ayude y que nuestra posición geográfica nos ayude nos permite ganar tiempo. De todos modos hemos perdido mucho tiempo; el fin de la Guerra Fría o el post 11 de septiembre han sido oportunidades para la modernización. Ahora nos encontramos con un sistema que cumple con la misión primaria de manera muy, muy, limitada. Creo que existe la intención de tener lo que antes eran fragatas, patrulleros de alta mar; eso lleva tiempo, son políticas de Estado porque, desde que uno decide incorporar, asignar el presupuesto, tener los buques, recibirlos, etcétera, no hablamos de menos de quince años. Para tener, digamos, cinco buques modernos. Por poner un número, pero es el poder político el que debe fijar el número, asesorándose con los mismos militares.

— ¿Qué es lo más urgente?

Volver a tener transporte pesado, que aparte es importante para misiones de paz, para asistencia a los desafíos climáticos. La aviación de transporte. Como los helicópteros de transporte pesado que se perdieron en Malvinas, los Chinook. Algo de eso se hizo. La Fuerza Aérea fue inteligente, logró recuperar los MI 17. Eventualmente tener un buen reactor de combate polivalente, porque ya no es solamente superioridad aérea o ataque a tierra, que es un poco lo que a mi criterio se hace con esta compra del Super Etendard, pero que no terminará satisfaciendo a nadie: estamos, de vuelta, ni siquiera recuperando una capacidad, apenas incorporando algo para que los pilotos vuelen, una especie de transición.

— ¿Se refiere a esta última compra a Dassault?

— Exactamente, cinco aviones que les van a permitir a los pilotos volar un avión a reacción pero que están lejos de ser el estado del arte. Pensemos que estos aviones fueron reemplazos por los Rafale y los últimos Super Etendard que entraron en misión fueron los de la operación franco británica en Libia en 2011.  Creo que el Ejército será la fuerza menos prioritaria en un futuro. No es que esto lo va a afectar, pero va a tener que operar en lógicas diferentes. Por ejemplo, hay que revisar la idea de modernización de los tanques, tal vez necesitamos vehículos de transporte oruga 8×8; no sé, estoy reflexionando con usted. Pero ciertamente esta recuperación deberá ser escalonada. Hay que ser inteligentes para no generar rispideces, aunque ninguno de nuestros vecinos debería preocuparse por nosotros porque como otras naciones democráticas se modernizaron también nosotros entraremos en un proceso de modernización muy grande y muy interesante siguiendo una premisa básica, liberal y sana, que las democracias pueden no guerrear entre sí pero tampoco se van a desarmar. Que es lo que hizo la Argentina, un experimento raro para el tipo de país que somos.

— Ahora bien, suponiendo que se tome la decisión política hoy, ¿necesitamos 20 años más o menos?

— La defensa del 2030 se empieza a construir en el 2017, 2018.

— Los avances tecnológicos, los drones por ejemplo, ¿abaratan o encarecen una modernización?

— Depende. Una de las cuestiones hacia donde están yendo todos los ejércitos occidentales, inclusive nuestros vecinos, es la conectividad aire – mar – tierra, cómo las unidades de mar, de aire y de tierra se conectan entre sí. Eso va a demandar una mejor conciencia de nuestro entorno, de nuestro ciberespacio y del rol de la defensa dentro de ese ciberespacio. Ahora, hay sistemas que son caros, como el (avión de combate) F35. Ninguna fuerza aérea está abandonando los aviones con pilotos. En un futuro relativamente cercano, 2030, eso puede cambiar, y de hecho aparecen los UCAV [N. de la R: vehículo aéreo de combate no tripulado], pero es una discusión que para Argentina parece ciencia ficción, como la de transferirle o no a los robots la capacidad de matar… Ahora bien, la Argentina podría hacer patrullaje marítimo con drones de mediana altitud. Pero durante diez años hablamos de drones, todas las fuerzas desarrollaron drones, y no tenemos ninguno operativo construido por nosotros.

— ¿Por qué, no tenemos esa capacidad?

Porque se habló demasiado y se hizo poco. Y porque aunque teníamos una capacidad eventual de hacer drones y unirnos con otros países, como Israel que domina el tema ciberespacio, Estados Unidos, Francia, incluso con Rusia que también maneja tecnologías robóticas, resulta que, increíblemente, hace dos o tres años, parte de la intelectualidad le mandó una carta al entonces ministro de Defensa Agustín Rossi para desalentar la construcción o el armado de drones en la República Argentina. Esa clase de pensamiento, esa academia, lo único que quería era mantener un status quo que fuera desfavorable a las Fuerzas Armadas. Porque en algún punto desconfiamos de la fortaleza institucional de nuestra democracia. Y eso es malo porque nuestra democracia es sólida en la actualidad.

— ¿Existe voluntad y capacidad para resolver el tema?

— Soy optimista. Creo que voluntad hay. No es solamente función del Ejecutivo, el Legislativo también tiene una responsabilidad, el Congreso debe sentarse y preguntar por qué asignamos los recursos que asignamos. Lo que pasa es que hay otra mala idea ahí y es que la defensa no da votos. Pero si tenemos ochenta mil hombres en armas, ¿cuántas familias viven de esos programas, cuántas unidades militares ayudan a la territorialización de la Argentina y cuántas contribuyen también al desarrollo? ¿Cuándo se acuerdan de la defensa de los gobernadores y de los intendentes? Cuando se dice "vamos a cerrar tal base". Entonces ojo, porque los militares, el Ministerio de Defensa, tienen algo que decir en la territorialización de la Argentina. No hay que mirarlo tan de costado y creo que el gobierno entendió eso. Quiero verlo en términos optimistas. De las tragedias la Argentina ha mostrado una capacidad de aprendizaje y por eso confío tanto en la fortaleza institucional de la democracia más allá de las falencias que tenemos.

— Un tema espinoso: ¿las Fuerzas Armadas deben participar en el combate contra el narcotráfico?

— No, cuando nos llevan a ese terreno, tanto por derecha como por izquierda, están cambiando la función principal de las Fuerzas Armadas. ¿Por qué pasa eso? Porque en los 90 y en los 2000, al no saber qué hacer con los militares, se les asignaron funciones secundarias. Para esa tarea tenemos una buena Gendarmería.

— ¿Y sobre la posible restauración de alguna forma de servicio no militar?

— No lo comparto. Creo que el servicio militar voluntario tal cual está debería ser algo atractivo para la sociedad en términos de oportunidad de carrera, para aquellos a los que les gusta la profesión de las armas. Más interesante es la función de las reservas. En Occidente, Gran Bretaña es un buen modelo, Canadá es otro; están tratando de tener reservas activas que eventualmente son llamados…

— ¿Qué sería, retirados o gente que hace un entrenamiento y luego queda stand by?

— Pueden ser en algunos casos retirados que tienen una expertise y pueden integrar la reserva por una equis cantidad de tiempo o bien ofrecer a quienes les interesa la profesión militar pero no quieren estar full time, una formación y la posibilidad de salir cada tanto al terreno. A mucha gente le gusta la profesión de las armas pero no la quiere convertir en su carrera.

— Usted da clases en ciencias políticas en la UBA. ¿Qué clima percibe en los estudiantes respecto de este tema?

— En general, más bien desconocimiento y mito, mito construido y en algunos casos muy negativo. Pero tengo la honra de dar una materia optativa sobre cuestiones de seguridad internacional vinculadas con lo tecnológico y hay mucha hambre por conocer lo que está pasando. Y cuando se conoce, se aprecia. Esto nos da la oportunidad desde las aulas de difundir, discutir, la historia militar de nuestro país que claramente tiene su pasado negro pero no se puede vivir atado a él. Hace poco hicimos un ejercicio en el que gente del Colegio Militar junto a gente de la Universidad hicieron un manejo de crisis que ocurría en el año 2023 y salió muy interesante.

— El modelo que planteó el kirchnerismo de volver a fabricar el Pucará, por ejemplo, ¿tiene sentido?

Así como lo plantearon no sirve: nos hablaron de cuarenta aviones y creo que produjeron cuatro. Después dijeron que iban a construir helicópteros con China, no se construyó ninguno. Así no sirve. ¿Tiene funciones la estructura militar nuestra? Sí, integradas a otras cadenas de valor militares, de Occidente, de donde el poder político quiera, pero hay que integrarlas a las cadenas de valor. Algo de esto hay en la idea de que la Argentina sea parte del KC 390, el avión de transporte que está generando ahora Brasil, Hay que ver bien qué capacidades tenemos. Por eso digo pensar a futuro. Tenemos una industria aeronáutica muy buena, ingenieros muy buenos.  Trabajemos con drones e integremos defensa con las facultades de Ciencias Exactas de las universidades y con otros países que tienen la capacidad por ejemplo de subir sensores a drones. Tal vez ahí haya un nicho de mercado cívico y militar. Pero hay que hacerlo en serio, integrando el mundo universitario con el tecnológico y el militar. El militar no muerde.
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