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sábado, 3 de febrero de 2018

Cómo es la agenda "estratégica" de Rex Tillerson

El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson (Reuters)Por Rosendo Fraga - Infobae.com
En la visión de Washington, la deriva antidemocrática del régimen de Maduro y la seguridad del G20 son cuestiones relevantes en la relación con Argentina. El secretario de Estado también visitará la empresa estatal INVAP, que construirá un reactor nuclear para Holanda.

La que se inició el jueves en México es la primera gira del secretario de Estado de los Estados Unidos por América Latina, que incluirá también a Argentina, Colombia, Perú y Jamaica. Pero de hecho se trata de la segunda gira de un integrante de la administración Trump de primer nivel, dado que en agosto del año pasado visitó la región el vicepresidente Mike Pence, quien estuvo en Colombia, Chile, Argentina y Panamá.

Analizadas en conjunto, ha sido visitado México, un país de América Central, otro del Caribe y cuatro de América del Sur. Pero solo dos países han estado en las dos giras: Colombia y Argentina. El primero, un aliado histórico de los Estados Unidos en América Latina; el segundo, un aliado reciente pero firme.

Esta circunstancia hace que, pese a los grandes cambios en la política estadounidense, el tránsito de Obama a Trump no altere el lugar especial que ocupa Argentina en la relación de Washington y la región. Pero cabe recordar que ya en el primer encuentro del presidente estadounidense con Mauricio Macri, Trump planteó la divergencia de prioridades al decir: "Él me hablará de limones y yo de Corea del Norte". Mientras seguramente Rex Tillerson recibirá los reiterados reclamos de Argentina sobre la apertura del mercado de los Estados Unidos para el biodiesel y los limones, la visión del secretario de Estado es ante todo estratégica. Lo pone en evidencia con su decisión de comenzar su visita al país viajando directamente a Bariloche, para conocer el INVAP, la empresa estatal rionegrina que acaba de ganar una licitación en Holanda para vender un reactor nuclear de investigación.

Si el funcionario estadounidense estará en Argentina dos días y uno en Colombia, Perú y Jamaica en cada caso, es por esta visita a esta empresa que pone a la Argentina en el primer lugar de América Latina en materia de tecnología nuclear y satelital. El éxito en Holanda no es un hecho aislado. Ya hace una década, INVAP vendió un reactor nuclear de investigación a Australia —al igual que Holanda, no tiene restricciones políticas en materia de acceso a la tecnología— y a Perú, Egipto y Argelia. Tiene en marcha cuatro más, uno de ellos para Brasil y otro para Arabia Saudita.

Ya el año pasado, cuando visitó la Argentina, el Presidente de Italia dedicó uno de los dos días en Argentina para visitar el INVAP en Bariloche. La visita del secretario de Estado de los Estados Unidos subraya así la importancia de un emprendimiento argentino que quizás no tiene en el país la atención que merece.

El tema Venezuela es central en la gira regional de Tillerson, dada la crítica evolución de la situación en este país. No puede descartarse en el futuro que sea necesaria la intervención de una fuerza multinacional de paz, si es que la crisis deriva al campo de la violencia. Este es un punto que comienza a discutirse, porque los acontecimientos pueden precipitarse.

La otra cuestión es que la crisis puede requerir una intervención en materia de asistencia alimentaria, si hay un cambio en las condiciones políticas, dado que la hambruna se va extendiendo en el país.

En ambos casos el problema es que Venezuela es un país que supera los 30 millones de habitantes, lo que no hace fácil ni el empleo de una fuerza de paz ni una asistencia alimentaria masiva como será necesaria para contener la crítica situación social. Pero es en este campo donde Argentina puede tener un papel central, dado que es el segundo exportador de alimentos de América después de Brasil y el mayor exportador per cápita del mundo.

La otra cuestión estratégica que está en la agenda bilateral es la Cumbre del G20, que tendrá lugar el 30 de noviembre y el 1º de diciembre y a la que asistirá el presidente Donald Trump, quien el 12 de abril también estará en Lima para asistir a la Cumbre de las Américas. Pero en el caso del G20 la gran cuestión organizativa es la seguridad, dado que estarán en la capital argentina los jefes de gobierno de los países más importantes del mundo.

Está claro que Argentina, con su sistema de defensa obsoleto y en crisis, requiere la cooperación extranjera y que Estados Unidos es el país del mundo con más capacidad para hacerlo. También lo es que, dada la pugna global, China y Rusia han ofrecido su cooperación en esta materia. El vínculo entre Washington y Buenos Aires será clave para la resolución del problema.

Pero la Argentina viene atrasada en sus tareas en este campo. La modificación del decreto 727 que reglamenta la ley de defensa, que el Presidente había dispuesto que se realizara inmediatamente después de la elección, para permitir que medios y efectivos de las Fuerzas Armadas cooperaran, se sigue demorando y ello complica la organización de la seguridad del G20.

En conclusión, la visita de Tillerson confirma que la relación entre Estados Unidos y Argentina pasa por el mejor momento en 17 años y que, en la visión de Washington, la crisis de Venezuela, la seguridad del G20 y la proyección del INVAP son cuestiones estratégicas relevantes en la relación con Argentina.

El autor es analista político e historiador. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

martes, 30 de enero de 2018

El ajuste "salvaje" anunciado es de 0,47% de la masa salarial del sector público

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Por Roberto Cachanosky - Infobae.com

Sin duda los anuncios de reducción de gasto público que realizó el presidente Mauricio Macri, apuntan en la dirección correcta.


Si bien da para el debate el hecho de que parientes de funcionarios públicos no puedan ocupar puestos en el estado, lo cierto es que con el kirchnerismo el nepotismo era un escándalo y Cambiemos estaba copiando parte de esa mala costumbre. Digamos que la medida es una discriminación, ya que si yo fuera funcionario y un sobrino mío consiguiera un puesto por su capacidad y sin mi influencia, quedaría marginado solo por ser pariente.

La medida se entiende solo como señal de frenar el nepotismo de los últimos años, pero no sé si debiera ser algo permanente. Hoy es una señal de comportamiento ético del gobierno de turno con esta medida. Se compromete a que no haya nepotismo, al menos a nivel nacional.

Respecto a los números veamos el impacto en cuanto al nivel de baja del gasto público. Si la reducción del gasto en salarios de funcionarios políticos es de $1.500 millones, como lo indicó el Presidente, esto significa una reducción del 0,47% de la masa salarial de la Administración Pública Nacional que, según el Presupuesto 2018, tiene previsto pagar sueldos entre la Administración Central, los Organismos Descentralizados y las Instituciones de la Seguridad Social, por $319.128 millones. El ahorro sobre el gasto público total de la Administración Pública Nacional, que es de $2,9 billones, es del 0,052% del gasto total.

 La masa salarial de la Administración Pública Nacional es de $319.128 millones.

¿En cuánto contribuye a bajar el déficit fiscal las medidas anunciadas por el presidente Mauricio Macri? El déficit fiscal, incluyendo los intereses de la deuda, como corresponde medirlo, fue del 5,9% de PBI en 2016 y del 6,1% del PBI en 2017. Los$1.500 millones de ahorro en sueldos de funcionarios políticos son equivalentes al 0,012% del PBI proyectado por el Gobierno para 2018 y del 0,015% del PBI de 2017, tomando los datos del Presupuesto para el corriente año.

Es decir, lejos se está de una reducción mínimamente significativa del déficit fiscal salvo que esto que se anunció hoy continúe en el tiempo. Es decir, que estas reducciones de gasto público, no solo en salarios, se vayan extendiendo en otros rubros del gasto público a lo largo de los años.

 Lo anunciado por el Presidente es como volver al 10 de diciembre de 2015 cuando asumió
En efecto, como puede verse en el cuadro precedente, la estructura de la Administración Central aumentó 18,2% entre 2015 y 2016. Si bien ahora hay un par de Ministerios menos, reducir un 25% los cargos, si va acompañado con una reducción de la estructura del Estado en el mismo porcentaje es casi como volver al punto de partida. Es decir, al nivel de estructura burocrática que dejó el kirchnerismo, que a su vez, ya había crecido enormemente respecto a 2003, momento en que ya el gasto público era alto.

Por ejemplo, en 2003 había 12 Ministerios, con el kirchnerismo treparon a 18 y con Cambiemos llegaron a 23 para luego bajar a 21. Siempre de acuerdo a datos del  Centro de implementación de Políticas Públicas para la Igualdad y el Crecimiento (Cippec), en 2003 había 67 organismos descentralizados, en 2015 se amplió a 88 organismos y en 2016 se redujo a 87. En 2003 había 44 empresas públicas, en 2015 habían trepado a 55 y en 2016 a 56. Es decir, el Estado fue creciendo sistemáticamente incluso desde la primera Constitución Nacional de 1853/60 que establecía 5 ministerios.

 El Estado fue creciendo sistemáticamente incluso desde la primera Constitución Nacional de 1853/60 que establecía 5 Ministerios
Con el general Julio Roca se hace una reforma Constitucional y los eleva a 8 Ministerios y hoy día la Constitución no marca cuántos ministerios puede haber. Quedó a gusto del gobierno de turno, lo cual hace que la estructura estatal no tenga diques de contención institucionales.

El kirchnerismo dejó un descalabro fiscal fenomenal con un déficit fiscal récord. Cambiemos profundizó ese problema en sus primeros 2 años de mandato incrementando el empleo público y la estructura estatal.

Ahora vuelve hacia el punto de partida pero, aunque no luzca simpático decirlo, es fenomenal el nivel de esfuerzo fiscal que hay que hacer para tener una reducción del déficit a niveles manejables. Aclaremos que, además, el problema de fondo no es el déficit fiscal sino el nivel de gasto público. No es solo cuestión de cerrar las cuentas fiscales, sino de no ahogar al sector privado con mayor carga tributaria.

De los 4 mecanismos que tiene el Estado para financiar el gasto público: 1) impuestos, 2) deuda interna, 3) deuda externa y 4) emisión monetaria, el Gobierno está utilizando los 4 y aun así no pueden terminar de controlar el déficit fiscal. En definitiva, sin desmerecer la buena señal que ha dado el presidente Mauricio Macri al controlar el gasto en los cargos políticos, de la modesta baja del gasto público que proponen, pero baja al fin, mi único punto es que esto es claramente insuficiente para dominar el fenomenal lío dejado por el kirchnerismo.

El desmadre es muy grande y requiere de una audacia fenomenal para controlarla. Ahora, si esta baja del gasto se continúa en el tiempo, es decir, en varios años más, junto con otras medidas adicionales, vamos a estar en el camino adecuado, por más que el kirchnerismo y los progres hablen de ajuste salvaje por una baja del 0,47% de la masa salarial estatal. Entonces, los inversores empezarán a prestarle atención a la Argentina y podemos llegar a empezar a torcer 70 años de lacerante decadencia económica.

sábado, 27 de enero de 2018

Fuerzas Armadas para este siglo

Resultado de imagen para Fuerzas Armadas argentinasEditorial del diario La Nación
Para recuperar nuestra deteriorada capacidad defensiva es preciso rediseñar y equipar urgentemente al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Distintos acontecimientos ocurridos a fin de 2017 advirtieron sobre la pérdida de la capacidad defensiva de nuestras Fuerzas Armadas y despertaron la atención sobre cuál debiera ser su rol hoy. Se ha vuelto también a discutir si tienen o no que actuar en conflictos internos, ya que la ley de defensa nacional solo las habilita para hacerlo ante agresiones de fuerzas armadas de otros Estados, terrorismo excluido, a partir de un equivocado decreto promovido por Nilda Garré en 2006, que debiera ser revisado.

Hace ya unos meses que Macri y su ministro de Defensa, Oscar Aguad, trabajan en una reestructuración de las Fuerzas Armadas que priorice la acción coordinada para racionalizar recursos, tarea que debe definitivamente surgir también del aporte de expertos en defensa. En este debate resulta insoslayable considerar cuánto han cambiado el modo y los escenarios de la guerra cuando organizaciones armadas que no usan uniforme y que actúan en la clandestinidad han trascendido la mera cuestión fronteriza para atacar a los Estados y a la sociedad con mucha más eficacia que un ejército regular convencional.

La indefinición sobre el rol que les cabe a las Fuerzas Armadas argentinas se puso en evidencia ante el accionar y las delirantes aspiraciones independentistas de Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), violenta organización infiltrada por extremistas de izquierda, con activo protagonismo en el caso Maldonado. Algunos de los excesos por ellos cometidos en supuesta defensa de su "territorio soberano" fueron verdaderos desafíos para un Estado que, en el marco de la ley, no podía responderles militarmente. La supletoria convocatoria a la Gendarmería y a la Prefectura obligó a estas fuerzas a descuidar sus responsabilidades en las fronteras y en las costas. Algo similar ocurre con las organizaciones del narcotráfico que superan holgadamente a la policía en armamento y se abastecen de droga por vía aérea sin que nuestra aviación militar pueda intervenir.

A los superados conflictos armados del pasado se sumaron los que surgen de fanatismos religiosos, tráfico de armas, drogas o personas y movimientos independentistas dentro de los propios Estados, muchos de los cuales se corporizan en el creciente fenómeno del terrorismo. Casi sin excepción sus cabezas suelen estar lejos del lugar en el que actúan y responden a objetivos transnacionales con accionar local. La inteligencia militar no puede acotarse nacionalmente pues requiere información tanto de procedencia local como internacional, mucho más también ante el desarrollo del ciberdelito. Seguridad, Inteligencia y Defensa debieran actuar cada vez más conjuntamente.

Lo ocurrido con el submarino ARA San Juan volvió a evidenciar la necesidad de abrir un debate nacional sobre el rol y el presupuesto que debe asignarse a las Fuerzas Armadas ante este triste ejemplo que demuestra el déficit de inversiones en mantenimiento y equipamiento militar.

La paz mundial y el desarme de las naciones solo podrían concebirse en el marco de un amplio acuerdo global sobre eliminación de las armas. En todo caso, una nación podría proyectar la supresión de su aparato defensivo si todos los países con los que interactúa hicieran lo mismo, o de no ser así, si pudiera asegurarse la protección militar de alguna potencia. Mientras tanto, aun los países que no sostienen conflictos bélicos ni amenazas inminentes mantienen fuerzas armadas con fines disuasivos o en apoyo de su tarea diplomática. Un principio reconocido en las relaciones internacionales es que la mejor forma de sostener la paz y evitar la guerra es estar en condiciones de disuadirla. La capacidad militar, junto al poderío económico de un país, determinan su capacidad de negociación. No por azar son cinco las potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China.

Recuperar el prestigio de las Fuerzas Armadas implica alejarlas de los fantasmas de un pasado en el que triste y equivocadamente usurparon el poder, rescatándolas también del desmedido protagonismo con el que el anterior gobierno imbuyó a la inteligencia militar. Modificar la ley que rige al personal militar, modernizar y optimizar la estructura y logística de las fuerzas para que de aquí en más actúen conjuntamente son solo algunos de los desafíos del Gobierno.

En un escenario democrático asegurado como es el de nuestro país hoy, es hora de rediseñar el rol de las Fuerzas Armadas en el siglo XXI para recuperar nuestra capacidad defensiva, incorporando las últimas tecnologías y equipamientos.

jueves, 25 de enero de 2018

Uranio: Chubut desconoce memorándum con Rusia

Mariano Arcioni.Por  Mariano Arcioni (Ambito.com)
La provincia se negó a firmar el año pasado el Pacto Federal Minero en rechazo a la explotación, precisamente, de este mineral. Reparos del Gobierno y polémica en puerta.

La euforia que exudó Mauricio Macri tras la firma del memorándum con el Gobierno ruso de Vladímir Putin para la explotación de uranio en nuestro país chocó ayer con la reacción del Gobierno de Chubut, que advirtió que no sólo no fue informado sobre el contenido del acuerdo, sino que le recordó al Presidente que el recurso le pertenece a la provincia, donde, además, la actividad minera está prohibida por ley. Sin embargo, la restricción no alcanza al uranio, considerado como un recurso estratégico cuya extracción puede ser autorizada por la Comisión Nacional de Energía Atómica.

"Recordemos que por jurisdicción los recursos son nuestros, de la provincia y van a tener que venir a informarnos a la provincia" sostuvo el gobernador Mariano Arcioni. "Lo veo como una carta de intención que firmó la República Argentina con Rusia para poder tener una intención para explotar el uranio, simplemente eso, pero es muy clara la Constitución Nacional y Provincial y la Ley 5001", agregó el mandatario.

El lunes, en el marco de la gira presidencial por Rusia, el canciller Jorge Faurie (en representación del Ministerio de Ciencia) firmó un convenio con el presidente de la empresa rusa Uranium One Group y el titular de UrAmerica SA, Omar Adra, que podría reportarle a la Argentina una inversión inicial de u$s250 millones y la generación de unos 500 puestos de trabajo. 

Pero el entendimiento, centrado en la potencialidad de los yacimientos Cerro Solo, Laguna Salada, Laguna Colorada y Meseta Central, esquivó la cuestión ecológica que, por caso, hace 30 años le costó a la provincia de Mendoza uno de los daños más graves de la historia ambiental, que requirió un crédito del Banco Mundial y el pago de una multa millonaria aplicada por la Corte Suprema.

En diálogo con Ámbito Financiero, Adra sostuvo que Argentina "puede tener una Vaca Muerta en uranio".

"Creemos tener una cuenca similar a la Kazajstán, por lo que podríamos autoabastecer, a costos bajos y mayor seguridad, las plantas nucleares en funcionamiento y las próximas por construir", calculó Adra y agregó: "Podemos llegar a ser un proveedor de uranio mundial, pero especialmente para la región. Nuestro socio ya provee a Brasil, por lo que hacerlo desde nuestro país sería ideal".

Los diputados provinciales Jerónimo García, de Chubut Somos Todos, y Gustavo Fita, del Frente para la Victoria, recordaron que el recurso natural le pertenece a la provincia. En idéntico sentido se manifestó el ministro Coordinador, Sergio Mammarelli. 

"Como mínimo habrá que revisarlo y discutirlo. El canciller firmó esto en Rusia, sin la presencia de ningún funcionario o aval de la provincia del Chubut. Estamos sorprendidos", expresaron desde el ala política de la provincia.

El legislador provincial recordó que, al menos a título personal, "no le decimos que no a la minería, pero sí creemos que hay que ver los pros y los contras. Lo que está claro es que los recursos son de la provincia, y que es Chubut y los chubutenses los que deciden sobre ellos", enfatizó.

El año pasado, el fallecido gobernador Mario Das Neves se negó a suscribir el Pacto Federal Minero que sucribió Macri con los distritos productores, con excepción también de La Pampa y La Rioja, bajo el argumento no sólo de que la Nación no tiene por qué establecer un marco regulador sobre recursos que, de acuerdo con la reforma constitucional de 1994, le corresponden a las provincias, sino que la negativa del contrato social para esa actividad ha sido contundente, especialmente en la ciudad de Esquel.

Ayer, Arcioni retomó esa postura pero dejó abierto el canal de un debate. "La postura de este Ejecutivo con respecto a la megaminería está clara. Nosotros respetamos lo que se firmó con Das Neves en Rawson junto a los intendentes en la Cumbre Ambiental, en donde se firmó un acuerdo en rechazo a la megaminería", dijo aunque anticipó que está dispuesto a habilitar "el debate sobre la minería".

Despues "lloran" que no tienen trabajo en su provincia. Qué falta de creatividad. Crear trabajo es el gran desafío para la Argentina...

martes, 23 de enero de 2018

Argentina no es un país rico, aunque algunos lo creen


Argentina no es un país rico, aunque algunos lo creenPor DANIEL MUCHNIK - Cronista.com
No todos están de acuerdo con la corriente de optimismo que arrastra el gobierno en el tema económico. Y las disidencias se conocen a través de las declaraciones en los medios de comunicación. Como en un grito de euforia, Gustavo Santos, Ministro de Turismo de la Nación no sólo dijo que su sector tiene la posibilidad de generar 300.000 puestos de trabajo nuevos sino que ( es textual) "un dólar como el de ahora, si acompaña a la inflación, nos hace más competitivos". La entrada de turistas es mínima si se las compara con la de los argentinos que recorren el mundo.

La realidad corre por otro lado: hay quejas, propuestas y sugerencias . Se sabe que desde mitad de diciembre el tipo de cambio real avanzó un 10% pero si en el 2018 continúa el ingreso de capitales como vino sucediendo en los últimos tiempos y a eso se agrega la colocación de deuda, el atraso cambiario volverá para no irse. Las economías regionales viven en una alerta permanente. Paralelamente todo se agudizaría si persiste el desequilibrio que inquieta: se viene importando en el plano nacional más de lo que se exporta. Se trae tres veces más de lo que se manda afuera.

Además de quejarse porque el Gobierno no hizo un "diagnóstico profundo de la herencia recibida", Ariel Coremberg, Director del Centro de Estudios de la Productividad de la Universidad de Buenos Aires, en un diálogo con el diario La Nación, afirma que estaría de acuerdo con el gradualismo si las autoridades hubieran hecho un plan integral, que nunca existió. Eso se puede comprobar en las negociaciones salariales. Los costos del gradualismo indica Coremberg son difíciles de asimilar por la población. "Son los que estamos viviendo dice una falta de credibilidad en la política económica". Sin credibilidad no hay inversiones.

En primer lugar agrega porque los propios argentinos todavía no creen en el país. "Ellos ahorran, si están motivados. En cuanto a las multinacionales algunas vinieron pero si se quieren o necesitan mucho más hace falta coherencia".

Recuerda: Argentina alcanzó ocho defaults en los últimos cuarenta años, tuvimos tres hiperinflaciones, fallamos tanto con el modelo liberal como con el populismo. El inversor sabe esta pérdida de brújula. Y tiene miedo.

No faltan economistas cuyo centro de atención es, en gran parte, la inflación, no el resto de los factores. La actual, sugiere Roberto Frenkel fue gestada en el kirchnerismo por una mala política económica. Asegura: "La situación externa y fiscal del país eran excepcionalmente buenas. Parecía imposible de arruinar. Pero hasta las calesitas pueden chocar y el broche de oro fue la intervención del INDEC, informar acerca de algo que nadie cree".

Ahora el INDEC no miente pero otros, en su nombre proponen cambios en las metodologías de investigación. Eso sí, sin que nadie sospeche sobre manipulaciones arbitrarias.

Macri confirmó que su gobierno sería un fracaso si no logra reducir la pobreza, que como se sabe afecta al 28% de la población. Se motiva a los especialistas a crear un nuevo índice de apremios y necesidades, al que llaman multidimensional, en el que el ingreso no será la única y principal variable para sondear sobre la marginación y la exclusión del sistema social. Por ejemplo, si un hogar con niños tiene o no acceso a la escolarización. Eso llevó a darle vida a un Consejo de Políticas Sociales, que dependa de la Casa Rosada, para controlar las soluciones sociales.

Es casi una característica de este gobierno que sólo un grupo de personas que habitan en las inmediaciones de Plaza de Mayo dispongan de información que no se termina comunicando, como se sabe, un déficit de arrastre de ésta administración.

Si no se comunica una información lisa y llanamente esa información no existe o sólo está en la cabeza de 3 o 4 personas. Y allí se acaba todo.

Más allá de todo, la población argentina, no informada suficientemente o gustosa de vivir en la cornisa, ha transitado el 2017 por encima de sus posibilidades. El país no es rico. Sólo tiene activos ricos que hace falta extraerlos. Con inversiones, porque el ahorro nacional no quiere correr riesgos. Tenemos hidrocarburos, minerales estratégicos, cosechas formidables (aunque no existan planes para el drenaje indispensable de las inundaciones) y talentos tecnológicos. Pero no convierte a la sociedad en rica, ni los indicadores del país son envidiables.

Lo increíble es que no gasta puertas adentro porque el consumo sobre el fin del 2017 concluyó igual que en el 2016. Sin que tenga responsabilidad en ello, este parate impacta en las conducciones gerenciales de los grandes abastecedores. Renunció, por ejemplo, el máximo responsable de Carrefour en la Argentina después de 35 años de trabajo por razones que nunca se explicaron. ¿Ese señor fracasó o las condiciones del país lo condicionaron y fue imposible revertirlas?

Otra fantasía: el rojo por turismo en estos meses ha llegado a 10.662 millones de dólares que se cubre por deuda. El gran dilema es que en el período entre enero de 2016 y diciembre de 2017 se tomaron del exterior 50.000 millones de dólares que concluyó abasteciendo el déficit de cuenta corriente , algo más de 32.000 millones de dólares y la formación de bolsones creados por el sector privado, también cerca de los 32.000 millones de dólares.

La deuda financia el déficit comercial y el de turismo, porque trae productos importados y selecciona veranear y comprar lo que le interesa en el exterior. Eso es déficit externo, arrastrado por compras que podrían prescindirse, pagos de deuda y gastos de turismo. Sólo en diciembre los argentinos compraron 3900 millones de dólares . Mucho más que el 90% de las adquisiciones arañaron los 1500 dólares cada interesado.

Como escribió Horacio Riggi en este diario "el comportamiento de los argentinos frente al dólar es digno de análisis psicológico. Compra cuando está barato y también compra cuando sube". Porque en su visión y en los antecedentes históricos nacionales seguramente subirá. El engaño es grande y el perjuicio es peor. No somos ricos, estamos permanentemente condicionados. No se puede vivir en la irrealidad.

Pero no sólo los ciudadanos viven en el romanticismo con el dólar. También la gente del Congreso Nacional: las estadísticas indican que más de la mitad del Senado Nacional y un tercio de los Diputados viajaron al exterior . El Estado invirtió por ellos 300.000 dólares y una ponchada de euros a lo largo del 2017. Con cada visita fuera del país el parlamentario recibe 3600 euros si su destino es Europa y 4.000 dólares en viáticos. Un sólo legislador concretó siete visitas al exterior . En cada tour se llevó 1650 euros y 6050 dólares. Si se puso límites en Cancillería y el plan es vender varias mansiones de embajadores ¿por qué nadie controla el Parlamento?. Hay interrogantes esenciales ¿para qué sirvieron esos viajes?. ¿Se justificaban? ¿Obedecían a invitaciones para estar presentes en foros regionales donde poco se decide? Más algo clave e interesante: ¿esos legisladores publicaron los resultados de sus viajes y los aportes que podían haber significado para el país?. Que se sepa, no lo hicieron.

Tampoco los legisladores entienden que la Argentina no es un país rico que tira la plata por la ventana.

lunes, 22 de enero de 2018

La Argentina descuida su mar

Por Alicia Prieto - La Nación
A raíz del drama que representa la desaparición del submarino ARA San Juan, se impuso en las conversaciones cotidianas el tratamiento de temas relacionados con el mar Argentino. En un primer momento me sorprendió el desconocimiento acerca del tema. En los medios de comunicación, para explicar el mar hizo falta recurrir a las comparaciones. Para entender sus dimensiones, sus riquezas y las personas que lo "habitan" se lo comparó con la región pampeana. Pero no es como esa región ni como ninguna otra. Es un espacio excepcional con el que la Argentina fue bendecida.

Aprendemos a conocer el territorio de la Argentina y sus regiones en la escuela, a través de una herramienta fundamental que son los libros de texto. Con ellos construimos el imaginario territorial de nuestro país. En ellos algunos temas se repiten hasta el cansancio. La región pampeana, por ejemplo, la hemos estudiado varias veces en la escuela primaria y muchas otras en la secundaria. Otros, como el mar Argentino, ocupan un espacio secundario, como parte de un capítulo, o ninguno.

Para analizar el tema tomé diez libros de texto de Geografía argentina para secundaria de mi biblioteca. Editados entre 1958 y la actualidad, por diversas editoriales. En ninguno el mar Argentino abarca un capítulo, en otros no figura. Se destaca uno editado en 1993, allí el mar y la Antártida ocupan doce páginas dentro del capítulo dedicado a la Patagonia. Solo en uno de los libros modernos encontré una página que incluye una infografía del mar donde se explica la soberanía de la Argentina.

Es curioso, porque si observamos un simple planisferio escolar es evidente que la Argentina tiene un rasgo que la distingue de muchos países y es su litoral marítimo. Si cambiamos de escala y vemos un mapa de la Argentina, es evidente su plataforma submarina. Y si volvemos a cambiar de escala, en el mapa bicontinental el primer plano lo ocupa la porción oceánica de nuestro territorio. Sin embargo, esta porción es desconsiderada en los libros.

El llamado de atención que significa la tragedia del ARA San Juan nos obliga a replantearnos la desconsideración que ejercemos sobre este espacio. Su importancia radica en numerosas razones, todas de peso, tanto que es difícil jerarquizarlas. Una de ellas es su dimensión, abarca alrededor de 1.000.000 de km², casi el equivalente a toda la Patagonia. En un millón de kilómetros cuadrados de mar pasan muchas cosas. Por ejemplo, 47.000 km de costa, desde el Cabo de San Antonio, en la provincia de Buenos Aires, hasta la bahía Lapataia, en Tierra del Fuego; una plataforma continental de 940.000 km²; una corriente submarina que aporta aguas de bajas temperaturas a un mar templado, permitiendo el desarrollo de una cadena alimentaria que alimenta, entre otras cosas, una importante actividad pesquera y a millones de hogares en todo el mundo. A esta somera lista hay que agregar aquello que todavía no sabemos de este mar. Porque los recursos naturales se transforman en tales cuando sirven para satisfacer alguna necesidad humana. Puede ser que esa necesidad todavía no esté satisfecha o no exista. Esta particular característica de la condición humana hace que se valoren los llamados recursos potenciales, aquellos que todavía no sabemos que vamos a usar o no podemos alcanzar.

Otra tragedia, la Guerra de las Malvinas, puso este espacio en su justa dimensión, pero parece que la necesidad de olvidar volvió a dejarlo en suspenso. Pretendemos sostener nuestro reclamo sobre las islas Malvinas mientras desconocemos las características naturales en las que se enmarca el conflicto.

Es necesario saber sobre la riqueza, la potencialidad de este espacio y sus problemas geopolíticos. Se nos escapa el conocimiento sobre esa orilla que se ubica a 200 millas desde una línea de base que es la costa. Esa milla 200 es nuestra, si un barco extranjero quiere pescar dentro del área, debe pedir permiso y pagar. Una de las tareas más difíciles en esta porción del territorio es su control. Perder el control de la milla 200 es perder el control del territorio, como alambrar tres lados de un corral. Conocer la problemática del mar Argentino nos permite entender la necesidad del submarino y engrandece la tarea de los 44 tripulantes que, hasta esta tragedia, hicieron un trabajo silencioso, anónimo e imprescindible. Dediquemos todo un capítulo a este tema.

Profesora de Geografía

La Argentina, el G20 y la seguridad aérea

Resultado de imagen para La Argentina, el G20 y la seguridad aéreaPor Brigadier (R) Jorge Reta - Infobae.com
El G20 será el mayor acontecimiento en la historia de nuestro país de cara a la reunión cumbre de los más importantes líderes mundiales que nos visitarán este año. 

El hecho de que Argentina haya sido elegida para ser anfitrión no ha sido casualidad; por el contrario, es la ratificación del rumbo adoptado por el gobierno en las relaciones internacionales, signado por nuestro retorno al concierto de las naciones al cual pertenecimos y que lamentablemente, en los últimos años, nos fuimos apartando sistemática e inexorablemente.

En este contexto, nos preguntamos si estamos hoy en condiciones de proveer adecuada y completa seguridad aérea a las distinguidas delegaciones que arribarán a Buenos Aires. Siendo absolutamente sinceros, la respuesta es negativa ya que carecemos de aviones interceptores supersónicos, no poseemos el armamento sofisticado para estos fines y tampoco tenemos un número apropiado de pilotos de caza adiestrados para semejante esfuerzo operacional.

La segunda pregunta es si, en el escaso tiempo disponible, podríamos superar esta deficiencia con medios propios, exclusivamente. Nuevamente, la respuesta es negativa por razones de tiempo, que hacen inviable esta opción sumado a la cuantiosa inversión millonaria que sería necesaria afrontar con el agravante que no está previsto el arribo de este tipo de aeronaves en el corto plazo.

Sin dudas, es un requisito mandatorio e irrenunciable proveer a la Fuerza Aérea Argentina de aviones interceptores supersónicos en el mediano plazo para recuperar esa capacidad invalorable que Argentina ostentó desde 1973, cuando llegaron los primeros Mirage III y que inexplicablemente hemos perdido: la realidad nos demuestra que estamos con esta letal deficiencia.

¿Cuál sería, entonces, la solución a esta crisis en la cual estamos sumergidos y que sea razonablemente apta, factible y aceptable?

Estamos convencidos que ello será posible con la conformación de una Fuerza de Tareas Multinacional, bajo control operacional de la Fuerza Aérea Argentina.

La tragedia del ARA San Juan, fruto aparente de una emergencia fulminante, demostró la solidaridad internacional en su más amplia magnitud y con este antecedente, el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Relaciones Exteriores tiene la llave para solicitar esta nueva cooperación ente Fuerzas Aéreas amigas. Más aún, deberíamos sacar a relucir nuestra membresía como "Aliados extra-OTAN", cuya incorporación data de 1999 a instancias del ministro Jorge Domínguez, quien logró que Argentina luego de arduas gestiones se sume a la Organización Militar más importante del globo. Milagrosamente, esta adhesión se mantuvo vigente durante los últimos 19 años.

En este mundo cada vez más interdependiente y globalizado un pedido de esta índole a la comunidad internacional, estimamos, será respondido positivamente. Para ello pensamos, en una apretada síntesis, en el siguiente esquema que lo dividimos en cuatro zonas perfectamente delimitadas.

En la primera, el monitoreo de los aviones presidenciales de los líderes del G-20 sería provista por los cinco países limítrofes y Perú, mientras sobrevuelen eventualmente el espacio aéreo de dichas naciones.

La segunda zona comprendería la escolta por aviones de caza-argentinos (en el supuesto que tengamos una mínima dotación en servicio) más el apoyo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, una vez que esas aeronaves VIP mencionadas precedentemente ingresen al territorio nacional, hasta el aterrizaje en los aeropuertos designados oportunamente.

En la tercera zona se establecería el "Área de Prohibición de Vuelo" sobre un radio de 100 km con centro en Capital Federal durante los días de deliberaciones del G20, excepto el tráfico civil, comercial nacional e internacional a los Aeropuertos de Ezeiza y El Palomar. Esta zona de defensa aérea sería responsabilidad compartida también con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, siempre bajo control operacional de las Fuerzas Armadas Argentina.

La cuarta zona, el monitoreo del Atlántico Sur más allá de las 300 millas, podría estar a cargo de la Real Fuerza Aérea Británica ya que posee medios aéreos idóneos para esta tarea en particular, disponiendo de la Base Aérea de Mount Pleasant (Islas Malvinas) y como aeropuertos de alternativa, aquellos que la Fuerza Aérea del Uruguay eventualmente autorice y sean apropiados para la operación de los aviones británicos.

De esta manera, el espacio aéreo argentino estaría blindado en los 360 grados de nuestro vasto territorio.

Es importante destacar, por otro lado, que se sugiere enfáticamente que el Aeroparque "Jorge Newbery" sea utilizado durante los días críticos de deliberaciones del G20 exclusivamente por aviones militares, quedando el tráfico comercial y civil en esas fechas disminuido a su mínima expresión y operando exclusivamente desde los Aeropuertos de Ezeiza y El Palomar.

En definitiva, opinamos que esta Fuerza de Tareas Multinacional es la respuesta más adecuada, operativamente posible y económicamente aceptable desde el punto de vista de los intereses nacionales. Así, Argentina tendrá la posibilidad de liderar esta Coalición Internacional, interactuar con sus pares de otras naciones, compartir criterios de interoperatividad y aplicar las últimas técnicas y procedimientos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

La operación compartida debe basarse en una visión pragmática, abierta, unida a principios de complementación e integración que son elementos extremadamente trascendentes ya que nada otorga más seguridad en esta acción combinada que percibir cooperación y confianza entre las Fuerzas Aéreas de los países integrantes de esta fuerza internacional, asociados hacia una meta común: brindar la máxima seguridad a las personalidades del G20.

La globalización productiva y la interdependencia de los mercados, dice Jorge Castro, van acompañados de un fenómeno paralelo, aunque con sentido distinto: la mundialización del escenario internacional. Es decir, la conversión del mundo en una aldea global, no en un sentido metafórico, sino estricto. Este paradigma le proporciona sólidos fundamentos doctrinarios a la fuerza combinada, en un marco de globalización sin retorno.

El tiempo es escaso para poder cumplir en tiempo y forma con la adecuada planificación de la seguridad aérea del G20. Estamos ante un gran desafío: lograr el éxito en este objetivo fundamental liderando una fuerza de tareas multinacional, quedando ahora en manos del Gobierno Nacional tomar las decisiones respectivas al más alto nivel ya que la seguridad aérea de los líderes más importantes del mundo amerita tomar todas y cada una de las medidas necesarias e imprescindibles. Es por ello que debemos comenzar a actuar de inmediato, con mentes lúcidas y abiertas que eviten el astigmatismo fruto del aislamiento.

sábado, 20 de enero de 2018

Modernizar nuestro aparato militar

Por Eugenio Dimier - La Nación
La desaparición del ARA San Juan disparó un cambio en la ciudadanía. Dejamos de preguntarnos para qué queremos Fuerzas Armadas para preguntarnos para qué las queremos.

Víctimas de un revanchismo setentoso, se las arrumbó bajo la alfombra social sin darles la ocasión de mostrar que ya no eran las mismas que antes eran empujadas a usurpar el poder. Es más, en 2001, cuando el doctor De la Rúa instauró el estado de sitio, las FF.AA. quedaron expectantes sin intervenir como él esperaba. Y en la gestión kirchnerista, se las tentó a encontrar un ilegal protagonismo al dotarlas de un aparato de inteligencia paralelo proclamando la "democratización militante" desde la cabeza del Ejército. Sus cuadros no se plegaron. La ciudadanía también lo advirtió.

Pero ahora se transparentó su estado calamitoso. Material obsoleto y mantenido gracias a la voluntad de preservación que esmeradamente le brinda su gente. Personal con sueldos de hambre que solo despierta la vocación de hijos de familias militares o de aquellos que ven desde la humildad una oportunidad de un pequeño ascenso social.

Y he aquí uno de los temas importantes a contemplar. Porque los medios se compran con dinero. Pero al personal se lo consigue con buenos sueldos, más años de formación y adiestramiento, que es mucho más que dinero. Es dignidad, reconocimiento social y la gratificación de sentirse útiles.

Un dato objetivo: en 1976, previo a saber qué pasó en esa década sangrienta, las FF.AA. gozaron del mayor prestigio del siglo XX. Hubo récord de aspirantes a los institutos militares. Aprobaron los exámenes de ingreso con 10 en todo y salvo unos muy pocos tuvieron en uno de los exámenes 9,50. La selección académica fue única. Muchos, con el tiempo, dejaron su profesión para ser cabezas de grandes empresas. Hoy son tan pocos los que quieren entrar que el tamiz raya la falta de aspirantes aprobados. Igual, sus institutos intentan mantener el viejo estándar de excelencia para elevar el nivel. Y otro obstáculo es con qué los mantenemos si casi no hay medios para su adiestramiento.

Ese es el otro problema. Qué medios adquirir y cómo hacer rendir el presupuesto. Pareciera que es el dilema más simple, pero la realidad encierra el mayor de los desafíos. No hay en la política y, en especial, en el Gobierno, una real conciencia de dejar a los expertos en defensa y en relaciones internacionales el diseño de nuestro sistema de defensa.

El viejo eslogan de muchos políticos de que no hay hipótesis de conflicto fue una mentira que muchos repiten desde su ignorancia. Hay miles de hipótesis de conflicto. Algunas más probables; otras, menos. Nuestros vecinos lo ven así y por eso están tan bien pertrechados. El mejor ejemplo: Colombia mantiene un alto poder de disuasión que evita la intromisión de las aventuras de Maduro. Pero a eso se le suman hoy nuevas hipótesis: la defensa contra el terrorismo internacional y fundamentalista; la lucha contra el narcotráfico que, con sus avances tecnológicos y de medios -ya usó hasta submarinos-, debe ser considerado un enemigo poderoso; la defensa de nuestros recursos.

Tenemos FF.AA. que atrasan. No es culpa de los militares sino de los políticos que no comprenden que tener lo que necesitan es más eficiente y económico que lo que una planilla de Excel y un ridículo sentido de la administración les proporcione.

A raíz de una compulsa para ver quién se quedaba con unos viejos aviones caza se llegó a escuchar la grotesca deducción de que todos los aviones pasarían a la Fuerza Aérea. Posiblemente la Armada no necesite más una aviación de ataque, pero sin duda, en un mar como el nuestro con características únicas en el mundo, una aviación antisubmarina sí. Muchas experiencias mundiales -sin ir más lejos, Brasil o Sudáfrica- señalan la inconveniencia de juntar todas las aeronaves en una sola fuerza.

La reforma del aparato de defensa debería surgir de un estudio combinado realizado por expertos. El papel de los políticos 4x4 no tiene otro rol que el de espectador. Es cierto que la administración y la logística de las FF.AA. es arcaica. Uno ve el Edificio Cóndor, Libertad y Libertador y podría aseverar que mejor no enfrentar a la Argentina porque si esa es la estructura administrativa, el aparato militar debe impresionar. La verdad es que los aviones no vuelan, los barcos no navegan y los soldados no salen al terreno. Y si sacásemos los medios militares, esas sedes seguirían generando trabajo. Lo mismo pasa con los sistemas de compras o de soporte logístico, donde tenemos talleres similares por cada fuerza y sistemas de compras individuales. En algunas áreas como la sanitaria ya se hicieron algunos avances.

También se hace necesaria la modificación de la ley para el personal militar, que hoy se rige con una ley administrativa de hace 60 años y que fue modificada hace 46, cuando una persona de 50 era de edad avanzada, a los 60 entraba en la tercera edad y a los 70 se moría. Hoy se sigue pasando a retiro a personas de 50 años que vivirán hasta los 85. En síntesis, los formamos en promedio durante 11 años para que trabajen 24 y pensionarlos durante 30. Algo no cierra ni para las arcas del Estado ni para la realización profesional de nadie.

Enfrentamos una oportunidad fantástica para modernizar nuestro aparato militar. Un desafío que enfrenta el Presidente. Si acierta, será otro motivo que lo insertaría en el bronce. Si no, lo sentirán las próximas generaciones con más vidas y descrédito. Más que recursos, se necesitan neuronas. A veces parece que faltan.

Periodista, ex vocero de Defensa
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